¡Comienza la recogida de la tontuna!
Hace años, en la calle San Bernardo 68, un tal Marcial Gómez S, dueño y señor de algo que se llamaba Sanitas, se hizo con un pequeño hospital. Estaba justo enfrente a la magnífica casa de la que fue gran cupletista o tonadillera “La bella Otero”, justo al lado de tan afamada casa había una taberna que yo solía frecuentar por sus bocatas de “mixtos de mar” (anchoa y boquerón en vinagre), allí, los martes por la mañana se llenaba de gentes de poco poder social, los llamados menesterosos, iban en busca de su maná. Unas pocas monedas por unos muchos mililitros de sangre, por la tarde operaba un cirujanos apodado “el marqués”, el dr. Martínez-Bordiú y hacía falta mucha sangre, mucha sangre, era cirugía del corazón. Sí, del corazón.
A la troupe de vampirizados los dirigía un ex legionario rechoncho, de pelo corto y patillas en boca de hacha, cuando algún vampirizado caía inane antes o después del bocata, por causa de la mucha sangre extraída, este hombre se acercaba y con extraordinaria convicción aseveraba que no pasaba nada, salvo que bebían mucho vino y… El tensiómetro decía otra cosa, a un anémico le restas fácilmente un litro del rojo liquido elemento y es normal que tenga una lipotimia o que colapse. Unas gotas de “coramina” y agua azucarada le ponían al débil, de amplio espectro, nuevamente en circulación, mientras el ex legionario, imperturbable, seguía achacando el vahído al vino. Así eran las cosas entonces: la sangre de los pobres ayudaba a curar a los ricos de la sanidad privada. Ahora ya no sé como es, pero se parecerá mucho, seguro.
Cuando Sanitas dejó de ser lo que era y se convirtió en lo que hoy es, el terreno donde estaba el hospitalito fue permutado por el ayuntamiento por otro terreno mayor pero mas alejado del centro.
Cuando aquello se tiró, provocó un revuelo de insectos brutal, tanto es así que el Centro de Salud que hay en la calle Norte esquina a la Calle Palma, estuvo a punto de ser cerrado por culpa de la eclosión de cucarachas. Baste decir que en no pocas ocasiones, las profesionales pasaban consulta sentadas sobre sus piernas, para así evitar que estos animalitos escalaran por faldas y perneras a lugares supuestamente íntimos.
Con los años se terminaron los insectos y se fue construyendo un nuevo espacio. La alcaldía de aquel momento pretendió llevar a esas nuevas instalaciones municipales el área de Urbanismo.
Un movimiento ciudadano que estaba harto de ver como los distintos alcaldes y alcaldesas habían vendido espacios municipales y hacía imposible que hubiera una mínima dotación de espacios para los ciudadanos, se levantó al grito de: “los vecinos del barrio estamos primero”. Que si no se gritó eso, fue algo parecido.
Hubo mucho forcejeo, al fin se consiguió paralizar la idea de llevar a ese edificio las instalaciones municipales del área de Urbanismo con funcionarios incluidos. La cosa llegó hasta presentarse en un Pleno del distrito Centro, fue por parte del grupo político C´s, la airada propuesta de que aquel edificio fuera para uso y disfrute de los vecinos del barrio. En aquel Pleno hubo mucha presión vecinal, al final fue aprobado: Las cuatro últimas plantas del edificio serían para el desarrollo barrial. Las dos primeras plantas estarían dedicadas al Samur y a los Bomberos.
José Luis García de Castro, artífice de la idea y de toda la movilización ciudadana, se dio por contento. Era un buen lugar, habían vencido las necesidades del barrio a los planes del ayuntamiento de la alcaldesa Carmena.
Para dotar el proyecto de coherencia solo hacía falta dotarlo de elementos como el mobiliario, para ello se presento una propuesta en los Presupuestos Participativos, costó pero al final salió favorecido el proyecto de dotar a ese espacio de todo lo necesario para que fuera un lugar de, para y con los vecinos. Habría un amplio gimnasio, un salón de actos con un aforo de 240 butacas, biblioteca, aulas taller…. En verano de 2019 estaría terminado, se había votado hasta el nombre de aquel espacio vecinal: “Espacio Malasaña”
Y aquí viene una tontuna: Con la vehemencia que se luchó en el Pleno de la Junta Municipal del distrito Centro, por parte del Grupo político de C´s, para que aquel espacio fuera para los vecinos, ahora, sin más ni más, alguien ha decidido que, la concejala del grupo de C´s Sofía Miranda tomará con sus huestes funcionariales ese espacio tan bien defendido por su grupo político para que fuera espacio del pueblo, pero ahora sin más contemplaciones ni mociones ni objeciones dará cobijo a el área de Deportes.
La justificación es muy economicista, se estaba gastando el municipio 800.000 euracos anuales en el alquiler de un local para esto de los Deportes.
El gran contrasentido está servido: lo que ayer era malo para que lo ocupara el ayuntamiento y era necesario para el barrio, hoy era necesario para el municipio e innecesario para los vecinos. ¿Verdad grupo político de C´s?
Y es que no es lo mismo predicar que dar trigo, no es lo mismo estar en la oposición que en el poder. No es lo mismo, ni mucho menos, el que ese proyecto hubiera sido votado y aprobado por los vecinos que, ahora de forma poco ortodoxa, sin contar con nada ni con nadie, se cambien las necesidades de uso social por uso funcionarial. No es lo mismo la democracia participativa que, la máquina apisonadora de la imposición con su trágala, trágala.
Lo primero fue desmantelar Madrid Central, tontuna inoportuna, luego van llegando estas imposiciones, improvisadas también, por las que vemos como no se debe ejercer la acción de gobierno y apreciamos que los gobiernos fundados en el dictado ya no tienen cabida en Madrid.
Debemos, por tanto, salvar la participación para salvarnos como vecinos de ese golpe al corazón de la participación, no debemos silenciar el dictado, hay que trabajar por volver a conseguir la democracia municipal participativa, no queremos más vampirizados. No podemos volver a agazaparnos, hay que enfrentarse dialécticamente a esos cambios caprichosos con una máxima: Todo lo hecho con anterioridad no es malo.
Hasta el punto de que las calles que llevaban años cerradas al trafico y había sido ordenado por el ayuntamiento del PP, la nueva hornada municipal ha querido abrirlas de nuevo, solo para que sepamos quien manda.¡Manda güevos!
Se ponen barreras a los vecinos y a sus espacios públicos sociales y culturales… Mucho me temo que el interés por eliminar espacios socioculturales públicos sea frenar derechos ciudadanos y ayudar al éxodo vecinal, de esta forma habrá más espacio para los apartamentos turísticos privados, eso es más rentable y cómodo que los deberes con los ciudadanos. Fuera espacios dotacionales, fuera vecinos ¡Viva el turismo y la gentrificación!
Más de 2 millones aprobados para dotaciones del Espacio Malasaña que votó el pueblo mediante los Presupuestos Participativos, para nada, adiós el salón de actos para los niños del colegio Pí i Margall, adiós al espacio Clara del Rey, ese que se iba a mejorar para dar cobijo a los adolescentes y frenar el botellón, adiós a prestar el espacio, mientras se recompone el viejo centro de formación artística que está junto al Espacio Malasaña, adiós a un barrio que necesita cuidados.
Cuidado, la lipotimia de un barrio o el colapso de un grupo social frustrado puede traer grandes problemas.
Desechemos el: ¡Trágala, trágala! y potenciemos el: ¡Participa, participa!
Para calentar más el verano, nuestros grupos políticos municipales han hecho una tontuna a lo Fuenteovejuna: todos a una.
Ha sido la aprobación de 2.5 millones de m³, en la zona de la estación de Chamartín. Este paso, a decir de todos ellos hará posible un replanteamiento total de la ciudad. Un Plan total que nadie ha visto. Como tampoco había visto, al final de la legislatura el ayuntamiento de Madrid, los acuerdos secretos de Adif, la CM y BBVA, sí el banco que contrata a súper agentes para el chantaje a la competencia y… algo más.
Ayer creció la tontuna. Nadie puede entender cómo se vota por unanimidad un proyecto que ha tardado 26 años en aprobarse. ¿Y ahora está bien para todos?
Algo huele a tontuna cara, pero, ánimo, estamos de oferta.