Poco a poco se va regresando de las vacaciones y la ciudad, que ha estado tranquila y apacible durante un mes, con muy poco tráfico, va recuperando su ritmo normal, se vuelve al trabajo con nuestro querido jefe y los padres empiezan a preparar el material escolar para el próximo curso, la compra de los libros con poco dinero o sin dinero. Pero ahora resulta que los chicos tienen la mala costumbre de crecer y la madre descubre que la ropa del curso pasado les viene pequeña. ¡Lo que faltaba!
También es el momento de reencontrarnos con nuestros amigos y de hacer variopintos proyectos de futuro con excelentes propósitos, apuntarnos a un curso muy interesante, dejar de fumar, hacer más ejercicio…
Pero detrás de todos estos proyectos hay una sensación de incertidumbre, nos encontramos con 5.700.000 parados, con 2.600.000 sin cobertura de desempleo y no se atisba por ninguna parte una salida del túnel. Estamos a las puertas de un rescate.
Todos tenemos amigos que están en paro, que tienen problemas para pagar la hipoteca y que les sobran días a los meses para llegar al final.
Cada día nos levantamos con más recortes presupuestarios en sanidad, en educación, desde la escuela primaria a la universidad, en prestaciones sociales básicas y con más recortes salariales.
Lo peor es que no parece que el Gobierno tenga una línea de actuación definida, da la impresión que va al dictado del FMI, del BCE, de la Merkel, de los grupos financieros y se ha perdido la capacidad de actuar libremente, se ha perdido la soberanía nacional.
En el ambiente cunde una sensación de incertidumbre, de angustia e indignación, de rebeldía. Es posible que tengamos un otoño “caliente” con movilizaciones masivas convocadas por los sindicatos, los partidos políticos y los movimientos sociales y también por los llamados grupos autónomos.
Para mí la única salida es imprimir un profundo cambio a la línea política-económica del país. Es un reto difícil y exige unos partidos políticos con mucho coraje e ideas muy claras con el apoyo de un gran movimiento social y, además, hacer una novena a San Cucufate porque es un santo muy milagrero.
Madrid, agosto 2012