Nos dicen los sabios que no estamos haciendo las cosas bien, que no hacemos la cuarentena debidamente, que somos díscolos y anárquicos, inconsecuentes y catastróficos, patéticos e impredecibles.
Pero lo cierto es que venimos de…. ¿de dónde venimos?
Lo cierto es, que muchos están perdiendo el norte después de usar una brújula que deben de tener desimantada.
Los amigos tenemos un chat y escribe mi amiga Marichu, que estamos, a nivel país, más perdidos que Carracuca, que nadie sabe quién era, pero que era alguien muy inepto.
Estamos desoyendo las más elementales normas sociales y principios universales de prevención, y queremos mandar de cuarentena a la propia razón y eximir de ella a la estulticia.
Se cuenta que hay empresas que están obligando a ir a sus trabajos a personas inmunodeprimidas. que han sido trasplantadas de pulmón, pero que no presentan síntomas ni patologías externas que hagan sospechar a RRHH, de su enfermedad, tampoco les sirve de nada a estos departamentos los dictámenes médicos. Solo se valora su ojo cínico en abierta oposición ideológica al clínico.
Vamos a ver, sigue Marichu, abogada y con una madre de 92 años. Si hay que proteger a los mayores, que somos un grupo de riesgo, pero a los jóvenes, si son grupo de riesgo, también. Parece que en la comunicación se olvidan de este dato.
¿Por qué todos los grupos políticos, incluyendo los liberales, están haciendo hincapié en preservar a los mayores? Por una razón muy sencilla, escribe Carmen Mari, no formamos parte de la masa trabajadora supeditada a intereses del capital humano y económico de las empresas ni de empresarios desalmados. Solo eso nos salva. ¡Os lo digo yo!
Creo que tiene mucha razón. Me contaba ella hace unos días que, los sindicatos de conductores de transportes urbanos, supongamos que hablo de Madrid, se tuvieron que plantar y amenazar con una huelga, porque, a dichos trabajadores se les pretendía hacer trabajar sin mascarilla y sin mampara de protección, cuando en otras ciudades se advertía al público que se incorporaran al autobús desde la puerta trasera, para evitar contagios.
Advertimos enseguida que para muchos es más importante no dar el cante de las mascarillas y de los guantes, que valorar la seguridad de los trabajadores. Ya estamos acostumbrados, tras más de 25 años de estaciones de metro construidas con asbesto, ahora se han decidido a quitarlo. Ellos siempre pensando en el bien ajeno. Ajeno a la sociedad y sus trabajadores.
Ellos, escribe Pilar, furibunda, ya que sabe del tema de sanidad.
Donde están los que pactaron en 2007, al hacer los nuevos hospitales de gestión privada, que iban a aumentar el número de camas en 2017, cosa rara, ¿se les ha olvidado o como suele pasar han vendido sus participaciones en el asunto? Nos han robado camas y nos las siguen sustrayendo. Que conste. Además en algunos hospitales las constructoras pusieron el continente, pero a esa Comunidad, de la que estamos hablando, se le olvidó poner el contenido. Moraleja: ayuda al Gobierno Central, que nos saque las castañas del fuego. Siguen faltando más camas. Y no hablo de los hospitales que tienen plantas cerradas y dedicadas a guardar camas y trastos viejos.
Esa es la norma en estructuras neoliberales, contestó Mercedes, llena de razón. Todo privatizado, salvo cuando pinta mal, que hay que pedir ayuda y atacar por la espera de lo solicitado.
A propósito de este cante, dice Pepe, que nunca habla. Se han cargado al Dr. Nieto, este hombre era el responsable de Prevención de Riesgos Laborales de la Policía Nacional. Desde el comienzo de la movida vírica en China, alertó a las autoridades, a los compañeros y dio las pautas necesarias de protección individual en aeropuertos. Así mismo consiguió que se compraran, a precio de mercado del mes de enero, los correspondientes Equipos de Protección Individual (mascarillas, guantes, monos, gafas…). Y se normalizó su uso en el trabajo.
Alguien de intelecto ágil, pero consagrado a la estética, siguió comentando, dijo que eso alarmaría a la población y que no deberían contar con esas medidas de protección individual (guantes y mascarillas), hasta los hábiles periodistas fueron los palmeros de este cante, esto fue allá por enero, cuando no teníamos esas miasmas vacilando por La Gomera, ni por el resto del territorio patrio. Cuando luchábamos por tener abiertas fronteras, hoteles y restaurantes a disposición de grande empresas tecnológicas que nos mostraran sus inéditas sinfonías de móviles a la carta.
Bien sabemos que ya es tarde para enmendar a los estetas en pro de la salud pública, pero no es tarde para adoptar unas medidas más austeras y contundentes, con mayor responsabilidad de: empresas, empresarios, industrias y habitantes en general.
Entendemos todos las medidas que se han adoptado, pero nos crean serias dudas, advirtió Juanito “El Astuto” dudas ante ciertas circunstancias. Si hoy nos vemos como nos vemos es, porque, aun teniendo una sanidad “King sice”, es decir, siendo los sanitarios unos ases, las medidas preventivas de todo tipo, se olvidan. Creo yo que deberíamos ser más contundentes los ciudadanos cuando salgamos de esta y exigir a nuestros Consejeros de salud, más medidas preventivas: formación, proyectos, materiales, investigación y un etc. Algo que a mí se me escapa en esto de la prevención es, ¿por qué otros países, con menos rango en su sanidad, han adoptado esta Circunstancia Preventiva? Digo yo, ¿por qué nos están teniendo que enseñar a lavarnos las manos? Pues, muy sencillo, porque no sabemos. Propongo una asignatura en los colegios que sea la de prevención.
Mucho me temo que el problema es otro, al menos en parte, a esa ausencia de material de protección de primera línea, comenta mi amigo Andrés, el hipocondríaco. Lo que de verdad veo y entiendo, es que tenemos vecinos con una capacidad de acción preventiva derivada de la información, muy completa, y otros no la tienen porque tienen menos posibles, tanto de equipos de protección individual, como de test para valorar la salud vírica de la familia, como de uso de los medios de comunicación e información.
Hay vecinos que pernoctan en los bancos de los parques y vecinos que siguen haciendo transacciones con los bancos vía Skype o guasap…
Hay vecinos que pueden tomar el sol desde sus áticos y otros que viven en los húmedos e insalubres sótanos.
Hay vecinos que viven en familia y otros que desayunan solos, comen solos y duermen solos, como hace muchos años.
Hay vecinos que se enteran por las redes cuando hay que aplaudir o darle a la cacerola, mientras que otros solo saben que deben seguir tirando de la cuerda solidaria o mandando bulos insolidarios. Sin más complejos.
Hay vecinos que entienden lo que está ocurriendo, mientras que otros relacionan la ausencia de mil millones anuales, en los presupuestos para la sanidad de su Comunidad Autónoma. Y piensa en cómo otros países como Alemania, que no debe tener una sanidad tan perfecta como la nuestra, cuenta con más camas por habitante y más respiradores por UVI.
Hay vecinos que piensan que la culpa es del Gobierno Central y otros que, si hace muchos años que se transfirieron competencias, fue para que humanos competentes pensaran en medidas tan saludables como otros países, en cuanto a proyectos públicos y sus correspondientes montantes económicos que lo hicieran posible.
Mi duda, siguió diciendo, está en el cómo se puede ver y valorar a un gobierno que, invierte en un gasto monumental para alquiler de hospitales, hasta 2035 y no tiene unas bases de control y previsión de los gastos preventivos para beneficio de sus habitantes y, los ahora asustados vecinos, que tiene más enjundia, no harán en su día nada por cambiarlo. Es doloroso saber que no hay un contingente económico ni de voluntariado con el que hacer frente, en parte, a esta situación.
En otras epidemias, salta resuelta Carmen Mari, los sindicatos han estado alerta en Atención Primaria, desde antes de que las autoridades dieran el aviso. Siempre recomendábamos el lavarse las manos, utilizar guantes, mascarillas, evitar maquillaje, anillos y pulseras, para que la limpieza fuera más fácil. Se exigieron a las gerencias gafas y monos, se organizó con lógica la prevención, hubo hospitales que contaron con la UME, para formar a los profesionales en el uso de los Equipos. Ahora, el personal sanitario no ha cumplido con las medidas universales de seguridad, aún escucho a sanitarios que advierten asustados que el virus es muy malo porque les han dicho que no se debe ir a trabajar con joyería y con potingues en la cara. Lo cierto es, que ese día que se dio prevención universal, muchos no fueron a clase, ni esas preguntas cayeron en el examen.
Mi amigo Jacinto, que está cuidando a su mujer, infectada por el virus y poseedora de una Leucemia, nos escribe esta reflexión: ¿Podría servirnos, de ahora en adelante, que es mejor quedar como exagerados (cosa que se le criticó a una ministra, por haber comprado muchas vacunas contra la gripe A, que luego no hicieron falta), o encontrarnos con algo tan serio como son unas medidas preventivas optimizables?
Pues tiene razón, pero claro, como desde hace unas décadas, solo influye en la convivencia y en la coherencia del día a día el sistema economicista de la vida, pues hay que tener cerrado el pico, guardar las apariencias y apechugar con las desgracias los paganos de siempre. Sí, digo los de siempre, porque en estos días de cuarentena, se han corrido las voces, sobre una petición a los políticos y al Gobierno: ¿Lo vamos a pagar entre todos, o nos va a tocar a los de siempre? Mi amigo Juanito, “El Astuto” me manda este mensaje todos los días, como si yo pudiera hacer algo. El pobre está muy asustado, vive solo, tiene cáncer de próstata y cree que le puede entrar ese bichito por la uretra y dejarle más descuadrado de lo que está y con una pensión más humillante.
Juanito se refiere a ese sistema economicista que se empezó a construir en la década de los 90, en la que sobraba toda la industria del Estado, había que capitalizar eso, vender el INI, Iberia…, privatizar Telefónica y… otras muchas empresas anecdóticas que poseía el pueblo. La cosa de la liberalidad económica no fue bien y hubo que organizarse para dar créditos o regalar dineros a las entidades financieras.
Para esos menesteres se nos recortó en investigación, en educación y en sanidad, entre otras cosas. Se abrió paso con severa firmeza a las empresas de la salud: “Por tan solo 30 euros al mes, tienes a tu disposición una salud privada” ¡Toma salud! Advierte Diego, el economista del grupo de chat. ¡Un chollo! Todo el mundo puede estar sano por 30 eurícos de nada.
¿De qué sirvieron las mareadoras marchas? ¿De qué servirán ahora?, se plantean Manolo y Roger: Somo un pueblo sin tejido, sin estructura donde agarrase, solo tenemos sol y turismo, casas en la costa y jubilados europeos en los bares. Somos un pueblo defenestrado, un barco al pairo.
Mi amiga Merche, escribe que, esto nos va a traer un nuevo paradigma de vida, que los empresarios van a entender que el teletrabajo es bueno para los trabajadores y que van a vender sus grandes espacios corporativos, que ya no los necesitarán, y ese dinero sobrante, al no tener que pagar alquiler, pasará a los trabajadores, y que sobrarán muchos despachos y que podrán servir para albergar a los sin techo, sin agua, sin gas, sin electricidad y sin vida propia. Y bajarán los alquileres y por tanto los precios de las galletas, la leche y la fruta. Y así los agricultores cobrarán precios justos por sus productos y no necesitarán que los intermediarios gasten tanto dinero para pagar sus espacios de almacenamiento y… Y yo le digo: Merche, olvídate del cuento de la lechera, o nos movemos como pueblo, al unísono, tanto en la cuarentena, donde aprenderemos a saber respetarnos y respetar al prójimo, y desde ahí, siempre unidos, facilitar un cambio económico social, donde la economía ocupe una parcela de la vida y no toda nuestra existencia, o no iremos a ningún sitio. Somos nosotros Merche, nosotros, los que tras una inactividad de 30 añazos, debemos aprender a respetarnos y a que nos respeten.