Aunque Europa ha sido el lugar donde más se han desarrollado los Derechos Humanos, y en la actualidad tiene un importante sistema muy sólido de protección de estos derechos, Amnistía Internacional investiga sobre la conculcación de muchos de estos derechos en los países de la UE.

La Convención Europea de Derechos Humanos fue adoptada por el Consejo de Europa en 1.950 y entró en vigor en 1953. Tiene por objeto proteger los DDHH y las libertades fundamentales de las personas sometidas a la jurisdicción de los Estados miembros y permiten un control judicial del respeto de dichos derechos. Se inspira en la Declaración Universal proclamada por la Asamblea de Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1.948

Los derechos civiles, políticos, sociales, culturales y económicos son interdependientes. En este sentido las medidas regresivas que en los países del Sur de la Unión Europea están aplicando a la educación, sanidad y vivienda, están influyendo en la aparición de abusos sobre los ciudadanos. Estos, por su parte, intentan resistir y buscan canales para expresar su protesta, ejemplos en España son el 15M, la Plataforma de afectados por la Hipoteca, la Marea Verde, la Marea blanca, etc.

Existe una necesidad de las personas de poder abordar entre todos “la cosa pública”. La ciudadanía exige que ningún agente económico pueda arrojar a un ser humano a tal nivel que no pueda llevar una vida digna.

La Existencia de los Centros de Internamiento para extranjeros CIES- en países europeos suponen una perversión. Se priva de libertad a las personas sin cargos y se considera normal. Una infracción administrativa se convierte en práctica delictiva.

En la vía pública, la policía interviene a las personas “por el color de su piel”, “por su habla” o “su aspecto”, esto, para Europa, que desarrolló garantías en Derecho Internacional, es una vergüenza.

En algunos lugares de Europa como Grecia, Hungría, Rumanía, se están favoreciendo expresiones racistas y están apareciendo partidos de extrema derecha que enaltecen la xenofobia.

En España, por la Ley del Suelo, hay abusos como los recientes desalojos forzosos del Cañabal en Valencia o el Gallinero, en Madrid.

A pesar de las leyes que han protegido ciertos derechos, su aplicación no ha sido tal, no se rinden cuentas, se admite como verdad lo que las administraciones quieren expresar, no hay mecanismos protectores y el mal ejemplo cunde.

Si se echa un vistazo alrededor y se ve que las malas prácticas no tienen consecuencias, se imitan con facilidad.

¿Cómo hacer frente a tanto daño como se está produciendo?. El mayor valor de una sociedad es su gente. Para una víctima de los derechos humanos es muy importante no estar sola, cuando se siente acompañada, se crece, aumenta su autoestima y su capacidad de lucha.

Foto de Giulia Tamayo durante su intervención

Desde su experiencia personal y como investigadora de Amnistía Internacional España, Giulia Tamayo abordó esta temática, en la Asociación Valle-Inclán de Prosperidad, dando así continuidad al ciclo que sobre Europa se está realizando.

En las últimas décadas en Europa, cuando se pensaba en derechos humanos se miraba más al exterior, a países que tienen aun vigente la pena de muerte y se practica la tortura. Esto ha cambiado y los propios países europeos tienen, hoy en día, que ser investigados y deberían mirar más hacia adentro.