Desde hace tiempo se oye el grito de "no nos representan" dirigido a los diputados del Congreso en las múltiples mareas que están invadiendo las calles. Las grandes instituciones han perdido credibilidad. El 80 % de los ciudadanos cree que los diputados del Congreso no les representan. Se pide una democracia real ya.
Nos estamos percatando de que las grandes directrices de los gobiernos que afectan a nuestra vida, a la economía del país, a los servicios sociales, a la legislación laboral, a los sucesivos recortes presupuestarios, se toman al dictado de la troika, del BCE, de la Merkel, en definitiva, de los mercados financieros, totalmente ajenos a cualquier modelo de representación popular.
· Para justificar esta línea de actuación ante la opinión pública se transmite reiteradamente que "no hay otra alternativa", se repite que las medidas son dolorosas pero no queda otra opción. Es el "pensamiento único".
Este mensaje se repite por todos, o casi todos, los medios de comunicación, en libros y revistas. Los economistas y políticos que plantean otras alternativas quedan excluidos, se les aplica la ley del silencio, no existen.
· Esta ideología es la negación de la política, la negación de cualquier debate ideológico que se aparte de sus postulados. Los políticos quedan reducidos a menos gestores de unas directrices marcadas.
Es negar la democracia, la participación activa del pueblo en la toma de decisiones. El Art. 1.2. de nuestra Constitución que dice "La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado" deja de tener significado.
Hay que recordar que los países capitalistas han sido históricamente paladines de la libertad y de la democracia mientras no pusiera en cuestión sus intereses económicos.
Han impuesto democracias formales que les han permitido controlar los resultados electorales y no han dudado en presionar política y económicamente a cualquier país cuando han creído que se podía tambalear el sistema capitalista, han propiciado golpes de estado o, incluso, invasiones militares si lo han considerado necesario.
· Tenemos que recuperar la democracia, la participación de todos en el debate político y en la toma de decisiones. Los ciudadanos no admitimos el "pensamiento único", ante cualquier problema siempre hay varias alternativas que tenemos que debatir entre todos y tomar una postura.
Los gritos de la calle pidiendo "democracia real ya" están exigiendo una democracia participativa, transparente, no la democracia manipulada que estamos sufriendo.
· Debe iniciarse un debate sobre cómo se articula la democracia participativa que propugnamos. La primera medida sería una reforma de la Constitución y de la Ley Electoral para que la composición del Congreso fuera la representación real de la voluntad popular expresada en las urnas pero esta medida no es suficiente.
Deberían articularse además, medidas concretas para lograr una democracia representativa desde las Juntas de Distrito al Congreso y al control de la gestión del Gobierno.
· No hay que olvidar que un factor determinante en la democracia son los medios de comunicación, las agencias de noticias, los periódicos, las radios y televisiones que tienen una gran influencia para conforman un estado de opinión. Ahora, en su gran mayoría, están controlados por unos pocos grupos financieros.