En el Teatro María Guerrero de Madrid se ha representado la obra Kafka enamorado, de Luis Araujo, bajo la dirección de José Pascual que ha hecho una puesta en escena original y austera y una excelente interpretación de Beatriz Argüello, Jesús Noguero y Chema Ruiz.
Los espectadores se introducen en la Praga de finales del siglo XIX y principios del XX a través de la relación que se establece entre Kafka y Felice Bauer, de amor y rupturas, profundizando en los grandes interrogantes en los que se debate uno de los más importantes escritores de la Literatura Universal.
Kafka se ha doctorado en Derecho en la Universidad de Praga en 1906 y ha ingresado con posterioridad en una Compañía de Seguros, lo que le obliga a trabajar de día y escribir de noche, se encamina hacia un constante estrés, insomnio y finalmente a la tuberculosis.
La influencia del judaísmo, ambiente en el que fue educado, está presente a lo largo de su existencia en una búsqueda permanente de sentido, observando el laberinto de la vida, la situación de la sociedad de su tiempo y las preguntas sin respuesta de la filosofía.
Bucea en el existencialismo, marxismo y socialismo.
El amor hacia su prometida, le obliga a elegir un estilo de vida, que le aleja de la literatura a la que no quiere renunciar, originándose así sucesivas rupturas y reencuentros con Felice hasta que, al cabo de tres años, abandonan la relación que se había iniciado en 1914.
A través de Cartas a Felice comprendemos las angustias y esperanzas frustradas de Kafka., el hombre que renovó la literatura. Los totalitarismos y la burocracia de su tiempo los describe en El proceso y otras obras como América. Carta al padre o Los aforismos mantienen una gran influencia en la actualidad.
Socios y socias de Valle-Inclán que vieron esta obra teatral comentaron su interés por las múltiples vertientes que ofrece.