Oímos demasiadas veces declaraciones de políticos, de miembros relevantes de instituciones o de grupos empresariales que faltan deliberadamente a la verdad, que mienten para defender sus posturas o para hacer promesas que saben que no se pueden cumplir.

Pero hay más, a menudo se encargan informes a grupos de expertos “independientes” para justificar una propuesta y resulta que los expertos “independientes” están vinculados a grupos empresariales o grupos de presión interesados en defender una línea de actuación determinada y en estos informes técnicos se manipulan datos para llegar a una conclusión determinada.

Para los que no conocemos profundamente los temas se nos hace difícil discernir la verdad de las afirmaciones fraudulentas.

Todos tenemos derecho a defender nuestras posturas, el contraste de opiniones es enriquecedor, pero siempre debemos hacerlo sin faltar a la verdad.

En la sociedad unos se lo tragan todo, no pueden comprender que personas de prestigio falten a la verdad y otros dudan de todo, creen que todo es mentira.

Quizás nos vamos acostumbrando a la falsedad de los discursos y no creemos en las palabras de nadie, lo asumimos indefensos y no reaccionamos.

El pueblo español ha tenido que soportar la mentira durante muchos años, quizá durante siglos, y se ha generado un talante escéptico que desconfía de todo y de todos y tendemos a encerrarnos en nosotros mismos sin participar en nada. Hemos perdido en gran medida la capacidad de entusiasmarnos por un proyecto o de rechazar las propuestas que consideramos equivocadas. Es hora de reaccionar.