La mañana del 10 de septiembre fueron llegando a Madrid autobuses con jóvenes desde distintos puntos de España, con un objetivo: concentrarse frente al Ministerio del Interior para protestar por el freno que este Ministerio ha puesto a la Reforma de la Ley de Extranjería, anunciado por los medios de comunicación.
El gobierno se comprometió, hace más de un año, a reformar el Reglamento de Extranjería, y recientemente lo ratificó por escrito en el Plan Anual Normativo, en su iniciativa XXIX, para facilitar a los menores y adolescentes migrantes su transición a la vida adulta, mediante una autorización de residencia y trabajo, a partir de los 16 años. Esta medida les permitiría, desde los 18 años, no tener que renovar constantemente dicha autorización para poder trabajar y seguir formándose, lo cual en este momento no les es posible al no tener los medios económicos que se les exige (2.000€) para obtenerla quedándose en situación administrativa irregular al dejar de estar tutelados por la Administración Pública.
Así, este reglamento actual requiere una reforma urgente de justicia a estos niños y niñas que no tienen apoyo social ni familiar.
El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, promovió un Real Decreto para llevar a cabo la esperada Reforma de la Ley y es ahora cuando, el Ministerio de Interior, ha pegado un frenazo inesperado a la Reforma.
Esta concentración de jóvenes reunió a numerosos grupos, organizaciones y varias ONG, comprometidas con los menores, así como a jóvenes madrileños y de otras comunidades autónomas, que frente al Ministerio del Interior emitieron proclamas a favor de la Reforma de la Ley.
Helena Malena, defensora de Derechos Humanos, leyó un manifiesto al que se adhirieron 298 organizaciones y 543 personas integradas en movimientos ciudadanos a nivel particular, pidiendo que se prosiga el desarrollo del Real Decreto de la Reforma de la Ley de Extranjería.
Al final de la jornada los asistentes se dirigieron a la Plaza de Colón, donde compartieron un refrigerio organizado y preparado por las “Madres de Entrevías”, la Parroquia de San Carlos Borromeo y madrileños y madrileñas vallecanos.