Por Maite
Acabamos de volver de los campamentos, y aunque cuando estábamos allí, tratamos de transmitir alegría, la verdad es que a la vuelta todos tenemos una sensación de profunda tristeza al ver que su terrible situación se prolonga y ningún gobierno ni institución implicados dan paso alguno para el final del conflicto.
Desde el año 1976 en que tuvieron que salir de su tierra, el Sahara Occidental, han pasado ya varias generaciones. Muchos no conocen otra cosa que la Hamada argelina donde el gobierno del entonces presidente Huari Bumedián les dio acogida ante las atrocidades cometidas por Marruecos y Mauritania apoyados y financiados por Francia y Estados Unidos, mientras España que es la Potencia Administradora -hasta el día de hoy- los abandonaba a su suerte.
Es terrible que la ONU, y su Consejo de Seguridad no sean capaces de hacer cumplir la legalidad internacional que debiera ampararlos.
Han pasado 39 años desde entonces, el Frente Polisario, gobierno en el exilio, constituido el 27 de febrero de 1976, ante el abandono en que los dejaba España, hoy es el freno para una juventud al borde de la desesperación. Aceptaron un alto el fuego en 1991 con la condición de que se realizara un referéndum donde los saharauis decidieran su futuro, convencidos como estaban de que no sería otro que la vuelta a su tierra y la retirada del gobierno marroquí. Pero esto no ocurrió.
La ONU creó la Minurso, que es una misión de paz para la celebración de estos comicios, pero "casualmente" es la única misión de paz en el mundo que no contempla la protección de los derechos humanos de la población saharaui que vive en el Sahara ocupado ilegalmente por Marruecos. La violación constante de los derechos humanos allí es moneda corriente.
Todo el mundo mira a otro lado, y aunque hay organizaciones humanitarias que lo denuncian –además de Amnistía Internacional – nada se dice en los medios de comunicación y por lo tanto no existen para la inmensa mayoría.
Aún así muchos ciudadanos españoles y de otros países los apoyamos y así seguiremos, ellos nos piden que lo contemos, que no los olvidemos y eso tratamos de hacer, deseando que aguanten, que sobre todo los jóvenes no cometan una locura que parece es lo que pretende Marruecos para justificar acabar con ellos ante la opinión pública internacional, pero esto será cada vez más difícil.
Mientras, nosotros disfrutamos allí de su hospitalidad y su cariño, son nuestras familias saharauis, y nos cuidan desde el momento que llegamos a los campamentos.
No hay agua corriente, ni luz eléctrica, unas placas solares y no todos la tienen, conectadas a una batería iluminan débilmente en la noche, pero las estrellas suplen allí maravillosamente su escasez, el cielo es impresionante…
También la sensación de andar en la carrera por el desierto de la Hamada, el silencio, la austeridad del árido paisaje, su cariño, los besos y las sonrisas de los niños, todo ello se hace un hueco en el corazón de los que los visitamos y ya se queda para siempre.
Como todos sabéis tenemos un proyecto común que es la ayuda a las escuelas de ciegos de los campamentos, como siempre la entrega ha sido emocionante.
Su infinita gratitud a tod@s por vuestra colaboración a través de Esther, Gisela, Cristina, Carmen y Juan, los de "la Prospe" como ya se les conoce en el Maratón, que tanto han hecho para que esto sea posible. Nosotros les llevamos dinero ¡muy importante para sus necesidades¡ pero ellos nos dan algo impagable: su ejemplo de dignidad y lucha en condiciones tan adversas y su esfuerzo por ayudar a tantos niños y jóvenes ciegos que son lo mejor de nuestro viaje.
Muchas gracias a tod@s y un fuerte abrazo.