Plaza de España
Cuando Felipe II decide traer la corte de Toledo a Madrid (1561) la zona de la actual Plaza de España estaba compuesta por huertas regadas por los arroyos de Leganitos y Amaniel, en el famoso plano de Texeira (1656) se la sitúa dentro de la cerca construida por Felipe IV. Carlos III compró estos terrenos para los frailes del antiguo convento de San Gil con el fin de construirles un nuevo edficio que popularmente fue llamado de los Gilitos pero nunca llegó a ser habitado por los monjes.
José Bonaparte instalará allí el cuartel de San Gil, en principio de Guardias de Corps pasando más tarde a ser cuartel de Caballería y por último de Artillería. A lo largo del siglo XIX hay largos debates para poder derribar el cuartel y todo el entramado de casas que por allí había para poder llevar a cabo el proyecto de formación de la Plaza de España (hecho que se produce en el año 1909 cuando se derriba dicho cuartel), logrando así la prolongación de la Gran Vía hasta la calle de la Princesa.
En la plaza, bajando por la Gran Vía a mano derecha, destaca el Edificio España, rascacielos de 25 plantas y 117 metros de altura, construido entre 1948-1953, caracterizado por su silueta escalonada, sólo conserva intacta la fachada y el vestíbulo ya que los elementos interiores se han modificado. En el año 1957 se construye la Torre de Madrid que, con 37 plantas y 142 metros de altura, fue durante unos años el edificio de hormigón más alto del mundo y el de Europa hasta 1967. Los arquitectos de ambos edificios fueron los hermanos Julián y José María Otamendi.
En el centro destaca una gran fuente con un monumento dedicado a Miguel de Cervantes con motivo del tercer centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote (1915) y por el centenario de la muerte del escritor (1547-1616). El autor fue el arquitecto y escultor Rafael Martínez Zapatero, La parte constructiva del monumento está hecha en granito y la escultórica en piedra roja de Sepúlveda.
A ambos lados de la plaza destacan dos edificios: la Casa Gallardo, la obra más importante del modernismo madrileño obra del arquitecto Federico Arias Rey finalizada en 1914 y en la esquina opuesta el edificio de la Real Compañía Asturiana de Minas construido entre 1891/1899 por el arquitecto Manuel Martínez Angel.
IGLESIA DE SAN MARCOS – C/ Leonardo nº 10
La Iglesia de San Marcos se construye por voluntad de Felipe V, que manda edificar un templo para conmemorar su victoria en la Batalla de Almansa contra las tropas del archiduque Carlos de Austria el 25 de Abril de 1707, día de San Marcos. Aunque el monarca muere en 1746 la construcción no empieza hasta tres años después, siendo Ventura Rodríguez su arquitecto, considerándose una de sus mejores obras y probablemente una de las iglesias barrocas más bonitas de Madrid.
La planta se articula como una sucesión de cinco elipses de distintas dimensiones, rompiendo el aspecto pesado del barroco español, a través de las que se genera un espacio de gran dinamismo, similares a la tradición barroca italiana, adaptándolas a los condicionantes y limitaciones del solar irregular que acoge el templo.
El espacio interior se cubre con bóvedas con casetones y cúpula y se potencia la sensación de luminosidad y amplitud espacial. En las paredes se abren numerosas hornacinas que acogen un nutrido número de retablos y esculturas. Destacan los retablos: San José y La Soledad (ambas de Juan Pascual de Mena) y en el Sagrario la Santa Faz como la que se conserva en la Catedral de Jaén y San Antonio de Padua: imagen de Diego de Villanueva, anterior a la construcción de esta Iglesia.
En 1944 fue declarada Bien de Interés Cultural, con categoría de monumento
PALACIO DEL MARQUES DE SANTA CRUZ – Calle San Bernardino, 14 c/v. Calle del Limón 2
En el año 1639 y sobre el solar existente se construye una casona por orden de un indiano que fallece antes de su terminación, sus descendientes lo venden a Felipe Altolaguirre, también indiano, tras su muerte pasa la propiedad al Conde de Superunda en 1760 que manda construir un palacio proyectado por el arquitecto Antonio Plo terminado en 1768. La hija del conde hereda el palacio y, al meterse monja, lo alquila al embajador de Francia en España. Como anécdota aquí vivó estuvo Luciano Bonaparte, hermano mayor de Napoleón, durante su estancia en nuestro país como embajador.
El palacio conservó su aspecto original durante más de 100 años, hasta que fue adquirido por el 9º Marqués de Santa Cruz.
No podemos empezar nuestra visita sin señalar que el Marquesado de Santa Cruz procede de Don Álvaro de Bazán y Guzmán (1544-1588), I Marqués de Santa Cruz, grande de España, miembro del Consejo de Felipe II y Capitán General del Mar Océano. gran militar y almirante célebre por el uso de galeones de guerra y por utilizar por primera vez infantería de marina para realizar operaciones anfibias. Participa en importantes batallas navales como: Batalla de Muros, Socorro a la Isla de Malta, Batalla de Lepanto, Guerra de Sucesión Portuguesa y Batalla de la Isla Terceira (conquista de Las Azores). Su padre Álvaro de Bazán “el Viejo” también era un gran marino, destacó por la toma de One en Tremecén y su participación en la Jornada de Túnez junto a Carlos I. La estatua de Don Álvaro preside la Plaza de la Villa de Madrid.
En la planta baja hay un archivo histórico, con una amplia biblioteca, en la que se conserva uno de los fondos nobiliarios más importantes. Contiene miles de documentos, que se remontan al siglo XIV donde se cuenta la actividad de uno de los linajes más poderosos de la historia de España. Su poder procedía de distinciones regias- como el monopolio del correo con América gracias a la intervención de Bazán en la conquista de las islas Azores, clave para el poderío oceánico de España- asignadas a sus más renombrados miembros, oriundos del valle del Baztán, en Navarra, desde la época de los Reyes Católicos a quienes, ya a fines del siglo XV, habían ayudado militarmente en la conquista de Granada.
Llama la atención la magnífica escalera en donde, a ambos lados, nos encontramos con dos grandes fanales pertenecientes a los navíos turcos conquistados en la batalla de Lepanto, el 7 de octubre de 1571 y que Don Álvaro de Bazán trajo a España como botín de guerra.
Ya en la segunda planta nos encontramos con una magnífica colección de recuerdos de la familia: las llaves de la ciudad de Túnez conquistada por las tropas de Carlos I en 1535, y que Don Álvaro conservaba de su padre, así como la espada y una serie de objetos vinculados a sus conquistas y distinciones. En otras estancias del palacio hay más trofeos de este tipo, destacando los fanales de naves francesas e inglesas capturadas por el Marqués en sus distintas batallas.
Durante la Guerra Civil, la Junta de Defensa del Tesoro Artístico de la República conservó, etiquetó y clasificó todos estos bienes con sumo cuidado y pudieron ser recobrados
Para terminar nuestra visita, os dejo el epitafio compuesto por Lope de Vega en 1588 (sirvió a sus ordenes como soldado) a la muerte de Don Álvaro:
El fiero Turco en Lepanto,
En la Tercera el Francés,
Y en todo mar el Inglés
Tuvieron de verme espanto.
Rey servido y patria honrada
Dirán mejor quién he sido,
Por la cruz de mi apellido
Y con la cruz de mi espada.