El Gobierno, muchas instituciones y señores respetables nos repiten cada día que ya se ha iniciado la recuperación económica, que el ritmo de recuperación se irá acelerando en los próximos meses, dicen que el PIB de este año será positivo, un 1,2% y que el del año 2015 todavía será mejor, un 1,5% después de varios años con valores negativos.

Nosotros, que no sabemos economía, no nos habíamos enterado, solamente nos habíamos dado cuenta de que hay unos 6 millones de parados, que el 82% de la población considera que el principal problema de España es el paro, que empresas con beneficios continúan despidiendo personal, que el informe sobre la pobreza infantil de Cáritas es deprimente, un 30% de los niños españoles son pobres.

Algunos economistas nos recuerdan que la deuda pública roza el 100% del PIB e irá aumentando en los próximos años y todos están de acuerdo que aunque muchos jóvenes se tengan que marchar al extranjero para poder trabajar o se cree empleo aquí, el paro irá descendiendo muy lentamente.

Ahora Bruselas pide más recortes presupuestarios y una nueva subida de impuestos indirectos, los que no son proporcionales a las rentas.

Pero estamos en primavera, los campos está llenos de flores y la vida irrumpe con fuerza por todas partes, tenemos que agarrarnos a las buenas noticias aunque tengan un cierto tufillo sospechoso, admitamos que ya se ha iniciado la recuperación.

Aquí nos surge una duda, la recuperación ¿para quién? ¿Quién se va a beneficiar o se está beneficiando de esta posible recuperación económica?

Tememos que si el capital financiero y las grandes multinacionales continúan teniendo una influencia determinante en la dirección política de España y de Europa, si se siguen las directrices económicas neoliberales como en los últimos años, defendidas como única alternativa posible, los grandes beneficiados de la recuperación serán los de siempre, los que en plena crisis se han ido enriqueciendo mientras la mayoría se deslizaba a la pobreza.

Para romper esta situación sería necesario que un grupo político, con una clara trayectoria de confrontación con el neoliberalismo, lograra una neta incidencia en el país y en Europa, intentara frenar la codicia del capital e impulsara una línea de actuación en la que se primaran los valores de solidaridad, una línea de actuación volcada en las necesidades de la mayoría.