Las psicólogas clínicas y vecinas de Prosperidad, Maribel Díez y Maribel Ramírez, han hablado en la Asociación Valle-Inclán sobre la realidad del acoso que se da en nuestros días, tanto en el ámbito escolar (buling), como en el familiar (violencia de género) o laboral (mobbing), y que con frecuencia está en los Medios.
Además de explicar en qué consiste el acoso, y describir el perfil del acosador y de la víctima, realizaron de modo interactivo con los asistentes, una escultura humana representando una escena de acoso para demostrar los cambios que se efectúan en todos los componentes del sistema, al intervenir terapéuticamente sobre alguno de sus miembros.
Todos formamos parte de diferentes sistemas, al modificar la actitud o conducta de uno de los componentes: acosador, víctima o grupo, todo el sistema se altera y se realizan cambios en las pautas de relación, pudiendo lograr un beneficio duradero. El trabajo es de orientación sistémica
Definieron el acoso como el maltrato deliberado y reiterado en el tiempo, que puede ser psicológico y llegar a la violencia física. Las características de aislamiento de la víctima y conseguir que ésta sienta miedo se da en todos los tipos de acoso. El papel del grupo cuando toma partido por el acosador es “por mantenerse en el grupo“ y el temor de llegar a ser otra posible víctima.
El perfil del acosador, narcisista, envidioso, inseguro y controlador contrasta con el de la víctima que se somete, calla, se aísla y culpabiliza en muchas ocasiones, pudiendo derivar a evidentes patologías en algunos casos.
El no hacer nada supone aprobar el maltrato, convertirse en cómplices, siendo una reacción bastante frecuente, tanto en el ambiente escolar, como en el laboral o familiar.
Apelaron, a que la responsabilidad es de todos y hay que saber mirar alrededor y no ponerse del lado de los agresores, “no hay mayor ciego que el que no quiere ver”, dijeron.
Finalmente la escultura humana que realizaron con tres voluntarias, facilitó visualizar a los asistentes los resultados que se pueden conseguir mediante la modificación de la expresión corporal, que “habla” de los sentimientos emociones y actitudes de las personas representando una situación de acoso. Se pudo apreciar de modo plástico, que el cambio de uno de los componentes del grupo: acosador, victima o grupo, modifica a las restantes personas.