Tenemos diferencias entre nosotros, de talante, de aficiones, de apetencias y tenemos tendencia a considerarnos distintos, a veces nos creemos incompatibles por cosas que en el fondo son triviales. No nos damos cuenta de que tenemos mucho en común, los valores fundamentales de la vida, nuestra preocupación por los hijos, una actitud de compasión ante el sufrimiento de las personas y en ambientes afines esta sintonía es mucho más profunda de lo que creemos.
Hay que hacer un esfuerzo para superar estas pequeñas diferencias y abrirnos más, comunicarnos con más naturalidad. En los jóvenes esta apertura es fluida pero con los años nos vamos cerrando, se nos hace más difícil trabar nuevas amistades, nos aferramos a nuestro estilo y a nuestras manías y poco a poco nos vamos aislando.
Esta tendencia a la falta de apertura, a encerrarnos en nosotros mismos, a no ser capaces de comprender a los demás con su peculiar estilo, a no escuchar y valorar sus opiniones, no solo ocurre con las personas, también se da con los grupos, con los colectivos.
Desde hace unos años la sociedad se encuentra en un proceso de transformación muy profunda, se ha roto el modelo del llamado estado del bienestar, se están desmantelando todas las prestaciones sociales, la sanidad, la educación a todos los niveles y está en peligro el sistema de pensiones.
Los grandes grupos financieros imponen su ley, solo buscan el máximo beneficio al margen de las necesidades de los ciudadanos. Se ha renunciado a conseguir una sociedad más justa, más solidaria, más igualitaria. Las diferencias económicas y sociales entre unos y otros se están agudizando. Hoy el poder, el poder real, reside en los grupos financieros.
Ante esta situación han surgido muchas mareas, plataformas, partidos políticos que se enfrentan a este modelo de sociedad, que denuncian el sistema económico imperante, que presentan alternativas para lograr una sociedad más justa y solidaria.
Y con los colectivos ocurre lo mismo que con las personas, tenemos diferencias de talante, de estilo de organización, de trayectoria y estas diferencias nos impiden ver lo mucho que tenemos en común, nos impiden ver que compartimos los mismos valores y tenemos un objetivo común. Creo que los colectivos tienen que hacer un esfuerzo para superar las diferencias, eliminar los personalismos y trabajar de forma unitaria.
Este proceso de confluencia ahora es inaplazable, los acontecimientos se suceden con rapidez, es necesario plantear una alternativa realista, creíble, frenar la destrucción de las conquistas logradas después de muchos años de luchas y luchar por un nuevo modelo de sociedad.