A veces se piensa que los museos de pintura solo pueden interesar a personas con un gran interés cultural, que posean una elevada sensibilidad estética y con conocimientos de la evolución de las distintas escuelas pictóricas a lo largo de la historia.
Los museos tienen muchas más facetas de interés. La temática de los cuadros permite conocer los cambios de la sociedad en sus múltiples aspectos, atisbar la ideología hegemónica de cada época o los valores de los grupos que ostentan el poder y poseen la riqueza.
En la edad media, por ejemplo, casi todas las tallas, esculturas y cuadros son de motivos religiosos, son encargos de iglesias, conventos y monasterios. Es el reflejo de una sociedad teocéntrica. Incluso podemos analizar la concepción teológica de aquella sociedad y su sentido de la vida y de la muerte, un tema muy recurrente.
En los siglos XV y XVI, al llegar la edad moderna, juntamente con una profusión de cuadros de temas religiosos, aparecen retratos de reyes, muchas veces montados a caballo con sus mejores galas para realzar su poder, de reinas y princesas y grandes cuadros que conmemoran victorias militares como el cuadro de Las Lanzas de Velázquez inmortalizando la rendición de Breda. Es el auge de la monarquía absoluta y la configuración de los estados modernos.
A principios del siglo XVI Miguel Ángel esculpe el famoso David, una imponente escultura que representa un hombre desnudo. Estamos en una sociedad antropocéntrica, a partir de este momento el hombre es el centro.
Podríamos continuar este recorrido hasta nuestros días analizando la sociedad en cada época.
Los artistas tienen, además, una sensibilidad especial que les permite captan los sentimientos colectivos del momento y expresan su postura personal ante ellos.
Los aguafuertes de Goya muestran una gran maestría y nos transmiten su angustia ante los horrores de una sociedad atrasada y violenta y la crueldad de la guerra.
La pintura del siglo XX refleja que la sociedad estaba atravesando profundos cambios políticos y sociales, las dos grandes guerras traumatizaron Europa. Se reclama un cambio, lo pasado ya no vale. Se rompe con todas las escuelas de pintura anteriores y se buscan nuevas formas de expresión artística, a veces muy alejadas de las técnicas pictóricas tradicionales.
Muchos críticos de arte consideran que los cuadros de Francis Bacon, en los que pinta cuerpos distorsionados son la angustiosa expresión del trauma de la II Guerra Mundial con millones de muertos.
La pintura también permite conocer los modos de vida de distintas épocas, muchos cuadros representan comidas familiares o de amigos, fiestas, escenas de trabajo en el campo o en talleres, nos permite conocer la evolución de las formas de vestir de cada estamento social.
Un museo tiene interés, por lo tanto, por aspectos muy diversos además del artístico, por el análisis sociológico y político de cada momento, por las costumbres. Todavía podríamos añadir por las técnicas pictóricas, por los pigmentos, aceites y barnices empleados.