La ciencia ha hecho avances espectaculares en el último siglo y el ritmo de progreso no se detiene. Sabemos que el universo se formó en la explosión del big bang hace unos 13.800 millones de años, se está investigando la formación de los primeros átomos en aquellos momentos y se pretende captar e investigar las radiaciones emitidas poco después de la gran explosión.
Se sabe que los protones y neutrones están constituidos por partículas elementales, los quarks y el boson de Higgs, recientemente detectado, nos permite aproximarnos al conocimiento de la masa.
Podríamos continuar mencionando los avances de la bioquímica, la complejidad del ADN que se ha logrado conocer y descifrar y de muchos otros campos de investigación.
Todo esto es muy complicado y se escapa por completo a nuestra comprensión. La relación de avances espectaculares es interminable y muchas veces, muchísimas, ya han tenido aplicación práctica en nuestra vida cotidiana, en medicina.
Pero resulta que las grandes preguntas que se formularon los pensadores y los filósofos de la antigüedad continúan sin un respuesta clara. Se preguntaron qué es la belleza, qué es la sabiduría, qué sentido tiene la vida, qué es el amor, por qué tenemos ansia de transcendencia, dios, el asunto que ha preocupado desde la más remota antigüedad.
En el plano de las relaciones humanas vemos explosiones de odio y agresividad aterradoras, guerras, genocidios, vemos que unos pocos explotan a millones, a muchos millones de hombres y mujeres arrastrándoles al hambre y a la miseria, arrebatándoles la dignidad por su ansia de poder y de riqueza.
Y también vemos a muchas, a muchísimas personas buenas, profundamente buenas, entregadas a la ayuda de otras personas que pasan totalmente desapercibidas, anónimas y muchos, muchísimos hombres y mujeres que empeñan su vida en lograr un mundo más justo llegando algunas veces hasta niveles heroicos.
El desarrollo de la humanidad es, ciertamente, contradictorio. Avances insospechables en la ciencia y en la técnica que nos hacen atisbar un mundo muy distinto en un futuro no lejano y las preguntas de los filósofos de la antigüedad todavía sin una respuesta clara. En las relaciones humanas nos movemos entre las actuaciones más despiadadas a la entrega más heroica y abnegada para prestar ayuda a los que necesitan apoyo.
Tenemos la esperanza, queremos tener la esperanza de que algún día se logrará que el progreso de la ciencia y de la técnica mejore la vida de todos y que se logre una sociedad en que se viva en paz, en armonía, una sociedad libre con pocas diferencias sociales y económicas.