La fiesta del 1º de Mayo conmemora las luchas de los obreros de Chicago en el año 1886 para lograr una jornada laboral de 8 horas. Las manifestaciones fueron duramente reprimidas, hubo muertos, numerosos heridos y tres líderes sindicales condenados a la horca en un juicio sin ninguna garantía procesal.
La II Internacional, celebrada en París en el año 1889, proclamó el 1º de mayo como Fiesta del Trabajo en recuerdo de los acontecimientos de Chicago.
En España se logró aprobar la jornada de 8 horas en el año 1919 con el gobierno del Conde de Romanones, liberal, presionado por una serie de huelgas, la principal la de La Canadiense que duró 44 días, la poderosa hidroeléctrica del Pirineo catalán.
Las condiciones laborales del siglo XIX y de principios del XX eran extremadamente duras, jornadas de 12 o más horas, trabajos penosos e insalubres y salarios de miseria, sin sanidad pública, sin ningún sistema de pensiones.
Se padecía el enfrentamiento de los intereses del capital con el de los trabajadores, la lucha de clases sin ningún paliativo.
Gracias a las luchas del movimiento obrero, de las organizaciones sindicales, se fueron consiguiendo mejoras laborales como la jornada de 8 horas, la prohibición del trabajo de las mujeres y los niños en las minas. No se logró ninguna mejora sin luchas, luchas que acarrearon años de cárcel y muchas muertes.
Han cambiado mucho las cosas desde aquellos tiempo, ha cambiado el tipo de trabajo, ahora generalmente menos penoso, tenemos sistemas de protección social aunque deficientes, la composición de las clases sociales es muy diferente pero sigue el enfrentamiento entre los grupos que ostentan el poder financiero y económico y el resto de la población. La lucha de clases continúa aunque tenga una configuración distinta.
Los resultados de esta confrontación son los despidos de trabajadores en empresas que tienen beneficios, los recortes de la legislación laboral y de las prestaciones en educación pública y sanidad que padecemos, en la crisis económica y social que arrastramos desde hace años.
Esta confrontación, esta lucha todavía la tenemos con toda su crudeza en el Tercer Mundo, en las condiciones laborales de los trabajadores próximas a la esclavitud a donde se desplazan muchas empresas de Occidente, de España, buscando mayores beneficios.