El camino de Santiago fue una de las primeras rutas turísticas europeas creadas para preservar la herencia cultural del viejo continente, dos de las últimas incorporaciones a esta iniciativa del Consejo de Europa (CoE) son las rutas de Napoleón o Carlos V, dos controvertidas figuras de la historia europea. Veintidós de las 33 rutas culturales que existen actualmente pasan por la Península Ibérica. La aportación histórico-cultural de España a este proyecto es indudable.

Los itinerarios turístico-culturales se crearon en 1987, cuando el español Marcelino Oreja, uno de sus impulsores, era secretario general del Consejo de Europa. No fue el único, también lo hicieron, su jefe de gabinete y actual ministro de cultura, Íñigo Méndez de Vigo, a los que se unió posteriormente José Vidal Beneyto, exdirector de cultura del CoE, y José María Ballester. La ruta del camino de Santiago fue siempre el modelo a seguir y esa idea se extendió por otros países europeos.

En estos casi 30 años de experiencia, se ha demostrado su potencial en el desarrollo económico de las ciudades y municipios que forman parte de alguno de los itinerarios, porque, según explica a eXp la secretaria general adjunta del CoE, Gabriella Battaini-Dragoni, «no solo crean puestos de trabajo, sino que además se restauran edificios, se reservan plazas hoteleras y se organizan actividades culturales muy diversas, que atraen a muchos turistas».

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