En el espacio “Miércoles culturales” de la Asociación vecinal Valle Inclán de Prosperidad presentamos este mes el libro: “Lenin, una biografía”, de Francisco Díez del Corral. Con motivo del Centenario de la muerte de Lenin, el pasado mes de febrero, se han llenado todas las librerías de ejemplares dedicados, unos a su biografía, otros a su pensamiento, y por último algunos dedicados a la Revolución Rusa y su relación con Lenin.
También encontramos un libro muy interesante de Nadezhda Krupskaya, compañera revolucionaria de Lenin, titulado “Mi vida con Lenin”, que comprende todos los primeros años desde que se conocieron hasta la Revolución de 1917. Ella continuó con un segundo libro que iba desde la Revolución hasta la muerte de Lenin, pero este no salió a la luz, por prohibición del mayor enemigo de los comunistas, Iósif Stalin.
Sí, han leído bien, este dictador que ascendió al poder desde la Secretaría del Partido Bolchevique, no permitió que se siguiera con las ideas de Lenin y menos las de Trotsky, y todo el que se opuso, desde militares, médicos, científicos, y demás militantes, mencheviques y también bolcheviques, fueron pasados por los fusiles de la KGB o por el destierro con resultado seguro de muerte en las lejanas tierras de Siberia. Lenin en las conclusiones de su vida, llamadas “El Testamento de Lenin”, ya advirtió que no se eligiera a Stalin como Secretario General, este escrito no pasó por la Duma, sino sólo por el Consejo General del Partido, y fue ocultado a la militancia del Partido Bolchevique.
De todo esto y del pensamiento de Lenin, desde su juventud, pasando por sus largos años de exilio, y hasta la vuelta a Rusia ya en plena revolución de 1917 y posteriormente hasta su muerte, desarrolló el ponente sus apreciaciones y fue interesante la comparación con políticas actuales.
Dicho ponente, elegido para que desarrollara todas estas ideas y bastantes más, fue Elías Roiz Ceballos, antropólogo y sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid, especialista en sociología del trabajo, que escogió con increíble acierto la comparativa entre el tiempo y las ideas de la Revolución rusa, con el tiempo actual, no sólo a nivel nacional, sino también a nivel europeo, es decir con un capitalismo neoliberal más fuerte que nunca, y por si no lo fuera, tirando de la cuerda del fascismo, el nazismo y el franquismo que vuelve a salir a la luz, atacando al proletariado, a migrantes, al sector vanguardista de la mujer, y no digamos haciendo fruto de la xenofobia y el racismo dentro de sus mismos países.
La comparativa entre rusos blancos y rojos, no está tan lejana. Y es en esa Unión Europea tan cercana a emplear medidas contra la migración y tan lejana a emplear medidas contra las fuerzas genocidas de Israel, donde se demuestra que las ideas de Lenin no son tan contradictorias.
Todo ello, sin exageraciones, fue sometido por el ponente a la luz de los escritos de Lenin, siendo sin duda, uno de ellos “El Estado y la revolución”, el que demuestra que sus ideas siguen siendo ciertas a día de hoy.
Cuando se plantea un debate tan interesante, es una lástima que sólo lo podamos desarrollar en un espacio con tan poco tiempo, porque nos quedamos con la tristeza de no poder hablar y debatir con más energía sobre todos estos temas.
Hemos conseguido que el ponente nos conozca y quede a nuestra disposición para emprender nuevos caminos que desarrollen más estos temas.
Uno de los temas más interesantes que se trataron fue la relación entre la Comuna de París de 1871, el respeto que Lenin tuvo hacia ella y la cantidad de ideas que sacó para reflejarla en sus escritos, estableciendo, claro está, las diferencias oportunas, debido a la estructura distinta entre París y Petrogrado, y entre las clases francesas y el proletariado y el campesinado rusos.
Yo eché en falta, por falta de tiempo, no por falta de interés, el testimonio de dos mujeres en su relación con Lenin, Nadezhda Krupskaia, ya citada, y Rosa Luxemburgo. Pero ya digo, no se podían abarcar todos los campos en tiempo tan limitado.
Dejemos que los asistentes que tuvieron al final intervenciones brillantes, lean el libro presentado, y queden satisfechos en la resolución de los problemas planteados.