Presentamos este libro en la Asociación Vecinal Valle Inclán como cierre de curso de nuestros “Miércoles culturales”. Intervienen, Paloma Aznar, “Vampirella”, prologuista del libro y Seju Monzón, socio y amigo del autor.

Seju nos informó de los motivos del evento y de la ausencia imprevista del autor, y nos hizo una referencia biográfica de Ricardo. Éste, hijo de Ricardo Aguilera, editor y autor de libros de ajedrez, librero y durante unos años único representante de éste sector en Madrid, es también hermano de Pablo, editor y librero, sucesor del sector Ajedrez y ya retirado. Esta apreciación se hace para distinguir a los componentes de esta familia dedicada a la cultura y a la difusión literaria y humana.

Ricardo es periodista, locutor de programas de radio y televisión desde principios de los años 80, ha trabajado en Radio Cadena Española, El País, Radio Nacional de España, Diario 16, Agencia EFE, Antena 3, El Mundo e infinidad de revistas. Actualmente en Radio 3 se emite su programa “Música con Subtítulos”. Y una serie de artículos sobre Madrid que se publica en CXTX, y que recopilados han dado lugar a este libro. Vecino de la Prospe en su infancia y amigo íntimo de Seju.

Otro colaborador de este libro es el dibujante Mauro Entrialgo, que participa con sus dibujos humorísticos. Mantiene una página semanal en El Jueves y es socio fundador de la revista satírica TMEO. Natural de Vitoria-Gasteiz, llegó a Madrid con 22 años en 1987, y “pese a todo, aquí sigue”, como nos indica su editor.

Pasemos a lo que más interesa a nuestros lectores: el contenido del libro. En un pequeño prólogo, “Vampirella” periodista y presentadora de programas de TV, nos muestra con mucho humor como llegó a Madrid y cómo mantiene con la ciudad una larga relación. Respecto al libro nos indica que Ricardo “con precisión de cirujano, retrata de la ciudad sus zonas más oscuras y sus maravillas, que no son pocas, exhibiendo un conocimiento, una velocidad mental y un lenguaje sorprendentes.”

Después de Paloma, me pasaron a mí la palabra, para sustituir, nada menos, que al autor, ausente en la sala. Yo acababa de leer el libro y lo que aprecié, fue, que se trata de un libro muy serio, escrito con un gran sentido del humor, que no aburrirá a nadie. Retrata, capítulo a capítulo, las diferentes plazas y calles principales de “Madrí, Madrí, Madrí” como indica el autor en su prefacio: “Pasó en un instante de ser un miserable villorio manchego a capital de un imperio donde no se ponía ni el sol”

Con pluma quevediana, emplea toda su sátira para viajar por ese Madrid, cada vez más de cemento y cada vez más vacío de árboles, pero con una historia y unos habitantes dignos de conocerse.

También nos indica en la contraportada: “Es difícil querer a esta ciudad. Madrid duele. Sobre todo a los madrileños. Si uno no es cómplice de la barbarie, salir a la calle es llorar viendo el panorama de fachas y fachadas. Madrid ha acabado su proceso de conversión en madrastra mala de cuento de niños.”

Bueno, dirán ustedes ¿y el contenido?. Porque hemos hablado del prólogo, del prefacio y de la contraportada. Es que yo acostumbro a no revelar la trama, a no hacer, eso que tan feo se dice, “spoiler”. A no indicar quién mató al conde, aunque todo el mundo sepa que fue el mayordomo. Porque lo bonito de la crítica es hablar y hablar de los libros, de sus autores y de su entorno, pero jamás revelar contenidos y menos sus finales. Esto ha pasado a la historia de la crítica. Cuantas veces veo un “trailer” de una película y le digo a mis acompañantes, “ésta ya no hace falta que vengamos a verla, porque nos la han contado entera”. Pues eso, del libro lo mismo, buceen ustedes en su lectura, ríanse como yo me he reído y salgan a las calles de Madrid y observen los edificios que indica Ricardo, y fíjense en los detalles de columnas, cariátides, escudos, puertas y ventanas. Gozarán ustedes con su ciudad a pesar de las talas de árboles, de los cierres, cada vez más, de tiendas, bares y oficinas, a pesar de la política contra el ciudadano y a pesar de quienes “no-dirigen” a nuestra ciudad.

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