En el último paseo por Madrid, del año 2015, los vecinos de la Asociación Valle-Inclán, visitaron el conjunto formado por los antiguos Cuarteles de Daoíz y Velarde, de Intendencia y Maestranza y el Parque de Artillería o de los Docks. Situados en la avd. Ciudad de Barcelona y las vías del tren de la estación de Atocha. Hoy sede de la Junta Municipal de Retiro, centro cultural y deportivo, con zonas infantiles.
El Palacio, de 1.690, perteneció a los duques de Monteleón y Terranova, se destruyó en un incendio a principios del XVIII. En 1807 Godoy, instaló allí el parque de artillería de Madrid, que fue arrasado el año siguiente por las tropas francesas, en su invasión tras el 2 de mayo.
Los primeros edificios, la Aduana y sus almacenes o docks, fueron de nuevo construidos, a mediados del XIX y después transformados en cuarteles. La puerta de entrada que era un arco y el edificio principal son de principios del siglo XX. Contaba con dos cuarteles, uno de artillería y otro de infantería, con enlace directo a la estación de Atocha.
A comienzos del siglo XX. Los cuarteles llamados de Los Dock, llegaron a albergar a más de 3.000 hombres, caballos y carruajes correspondientes a un regimiento montado de artillería. En 1916, una Real Orden confirió carácter de Maestranza al parque de artillería de Madrid.
En 1981, los terrenos pasan a titularidad municipal mediante un convenio entre el ayuntamiento y la Junta Militar, después de cinco años, el ayuntamiento aprueba un plan especial de protección de los edificios.
La reestructuración como Junta Municipal de Retiro y su moderno edificio, se realizó por Rafael de la Hoz Castanys, a comienzos del siglo XXI. Una de las naves del cuartel se convirtió en un centro cultural. Hay Escuela de Música, Pistas de Padel, campos de deporte, parques infantiles. El pabellón central del antiguo cuartel, la Maestranza de Artillería, aloja el polideportivo municipal Daoíz y Velarde desde 2004, rehabilitado por Oscar Tusquets. El proyecto de rehabilitación propuso un arco en la puerta de entrada, recordando el que había en las instalaciones militares.
Se trata de un gran ejemplo de arquitectura industrial y militar rehabilitada para usos sociales, culturales y deportivos, utilizando materiales y técnicas para conseguir ahorro energético; conservando las fachadas de ladrillo y la cubierta metálica en forma de dientes de sierra en dónde se ha colocado un panel térmico de energía solar que, debido a la tecnología de última generación, proporciona calor en invierno y dará frio en verano. Todos los detalles están cuidados, la iluminación con farolas que evitan la contaminación lumínica, el mobiliario urbano y plantas “tapizantes”, en vez del césped. Es sorprendente el ingenio humano al servicio de una Tierra más habitable.
En el mismo recinto está el Museo de la Policía Municipal de Madrid, que guiados por el que fue su promotor, un Oficial de Policía, nos condujo, primero, a través de una proyección audiovisual, que recoge la historia vivida por la Policía desde los orígenes de Madrid hasta nuestros días.
Con la llegada de la Corte de Felipe II a Madrid, se dictó el primer Bando de Policía de la Villa. Posteriormente, Felipe III publicó la Real Cédula con las normas y servicios relativos a los Alcaldes de Barrio. Fue el primer Reglamento de Porteros de Vara y Alguaciles, y en tiempos de Carlos III se formó la Milicia Urbana, con personal inválido de guerra.
La Policía Municipal como tal fue creada en 1850, cuando se aprobó el Reglamento Orgánico de la Guardia Municipal de Madrid. Los Alguaciles y Porteros de Vara fueron desapareciendo y el Cuerpo pasó a denominarse Policía Urbana.
En esta etapa, se reimplantó la Sección Montada, la creación de la Academia Preparatoria, la del Servicio de Carruajes, para controlar la circulación de coches de caballos y los primeros automóviles. En 1934 la sección Motorista, en 1940 la Brigada de circulación y en 1952 la protección de parques y jardines.
Se crea la Banda Municipal, hoy “Banda Sinfónica Municipal de Madrid” y programación, en el Auditorio Nacional de Música o Teatro Monumental, con entradas al popular precio de 10 y 5 euros.
El museo se va formando con legados y donaciones, nunca compras. Se contempla todo tipo de objetos, premios, fotografías, una bonita colección de soldaditos de plomo, gorras, placas… libros y películas cuyos protagonistas son nuestros policías municipales. Condecoraciones, uniformes desde los más antiguos hasta los actuales.
Destaca un panel de homenaje a los Policías fallecidos en acto de servicio, en el que figuran sus nombres y fotografías.
Inicialmente la incorporación de la mujer en 1972, fue con la condición de no casarse ni tener hijos, ni tampoco podían usar pantalones. Se integró en la plantilla, en igualdad de condiciones en 1980.
Con la llegada de la democracia, en 1978, se fue modernizando el Cuerpo, se crearon nuevas unidades, ampliando competencias de seguridad en tráfico, vigilancia administrativa y la Patrulla ecológica. Se hizo un nuevo Reglamento. En 2005, se cambia la imagen de la Policía Nacional, con la creación de las Oficinas de Atención al Ciudadano.
Como anécdota al preguntarle por los “perros policías”, fallecidos en acto de servicio, como en el caso de los recientes atentados en París, informó que será condecorado. También están intentando conceder una pensión, a los perros que se jubilan, para facilitar una adopción de los mismos hasta el final.
El grupo dio las gracias a Francisco Javier Alonso, el Oficial de Policía, encargado del Museo, que con toda dedicación e interés nos guió por esta parte de nuestra historia, “fiel reflejo de los cambios y evolución sufrida por el Cuerpo de Policía Municipal de Madrid en todos los sentidos”
(Ver más: Museo de Policía Municipal en Madrid ARTE EN MADRID. por Mercedes Gómez)