A Marcos Ana que nunca nos dejará
¿De qué hablamos cuando decimos ‘diversidad funcional’ (en adelante DF)?. Como término puede resultar ambiguo: ‘funciona diferente’. ¿Qué funciona diferente de qué?
El lenguaje es portador de mensaje, por eso, es muy importante decir exactamente aquello que queremos, y no algo parecido. Este término ha surgido como resultado de una búsqueda exhaustiva, puede que para quedarse mucho tiempo, o puede que no, lo iremos viendo.
Un poco de historia
Allá por los años 60 del siglo pasado se hablaba del tonto del pueblo, luego fue minusválido, después discapacitado, hace no mucho tiempo, persona con discapacidad, y más recientemente, persona con DF.
Y todo esto tan solo en algo más de medio siglo.
Se está buscando la manera más exacta posible para referirse a una persona y al colectivo correspondiente, que cuenta con alguna diferencia respecto a la mayoría, diferencia que reviste importancia para desenvolverse en la vida y en la sociedad en general.
Y que dicha diferencia no la hace ni mejor ni peor persona, ni más ni menos inteligente o capaz, o sí, dependerá del caso, pero eso no es lo importante; y que además, si se dispone de los instrumentos adecuados, adaptaciones, apoyos, asistente personal,… acordes al problema, la diferencia podrá ser un dato menos relevante.
No se pretende esconder los problemas, la voluntad es tratarlos de la forma más aséptica posible. Al pan pan y al vino vino. A las cosas hay que llamarlas por su nombre, la persona que no ve es ciega. La que no oye es sorda. No ver, no oír, son carencias (discapacidades) importantes.
Pero si queremos aludir al colectivo en general, entendemos que hablar de personas con diversidad funcional abarca toda la casuística, que es inmensa. Lo que en condiciones generales, de hecho sí es una carencia puede dejar de serlo en función de las circunstancias, y viceversa.
Pongamos por caso que tenemos un libro solamente en formato braille: la incapacidad para su lectura la sufrirán quienes no conocen este sistema de lectoescritura, y no quienes ven o no ven. Es un sencillo ejemplo para ilustrar la importancia del entorno.
Como además, todos los caminos llegan, o pueden llegar a Roma, se puede conseguir un mismo resultado por procesos distintos: La relación con el entorno que unos individuos hacen a través de sus ojos, otros individuos la harán a través de otros sentidos, y utilizando otros recursos. La alegría se expresa por el gesto y por la voz.
También las personas que formamos parte del colectivo de DF tenemos nuestra correspondiente responsabilidad y compromiso, debemos contribuir a crear esa sociedad inclusiva, participando en los movimientos sociales, buscando nuestro sitio sin agresividad pero con determinación, haciendo partícipes a los demás de nuestras particularidades, aportando en la búsqueda de soluciones, y siempre SIENDO uno más en la sociedad.
Si miramos a nuestro alrededor, no hay dos personas iguales, por mucho que compartan características tan importantes como raza, sexo, religión… estudios, nacionalidad… padres… Por eso, tampoco serán iguales dos personas que tengan en común el hecho de moverse en silla de ruedas, no ver o tener una diversidad cognitiva. Aun con todo, cuando la diversidad es física o sensorial, cabe dentro de lo posible intuir o imaginar en parte, la problemática derivada de esta situación. Pero si entráramos en el campo mental o intelectual, el rango de variabilidad es inimaginable.
Con esto ¿dónde quiero llegar?: todos somos personas, todos somos diferentes y de haber alguien discapacitado, sería la sociedad en su conjunto que no es capaz de atender adecuadamente a todos sus individuos. Si la voluntad es crear una sociedad inclusiva, donde todos tengamos igualdad de oportunidades, hay que trabajar con esfuerzo, en la supresión de barreras, tanto mentales como físicas.
Fuera prejuicios: todos somos diferentes. Procuremos una sociedad inclusiva donde cada uno encuentre su lugar.
Ante la diferencia: curiosidad, naturalidad para acercarse, preguntar, aprender y compartir
La DF es pues una cuestión transversal que va con el individuo y que está presente en todos los ámbitos: entorno físico, educativo, cultural… Si hablamos de nuestras calles, si hablamos de nuestros colegios, si hablamos de cine, si hablamos de transporte… tendremos siempre que hacer un hueco para valorar la adecuación, la idoneidad, la accesibilidad para el colectivo de DF. En cada caso, las consideraciones serán diferentes. Parece complicado así dicho, y puede llegar a serlo en ocasiones, pero para eso estamos en el siglo XXI, hemos avanzado en tecnologías, etc etc etc… y contamos con especialistas.
¿Podría plantearse esta problemática desde la perspectiva de mayorías versus minorías?
Sería absurdo negarlo, hay una gran inercia a considerar la rentabilidad de nuestras acciones y nuestras inversiones, pero a veces se obvia que cualquier mejora para el colectivo DF, es igualmente una mejora para todos, un ascensor, un rebaje de acera, un texto bien redactado, ¿no nos proporcionan confort a todos?
Y me pregunto, ¿es la rentabilidad el mejor criterio? No, absolutamente no. Lo importante es la persona y un uso racional y razonable de los recursos.
Y sigo preguntando, ¿quién no ha formado parte del colectivo DF alguna vez? Una pierna rota, unas gafas olvidadas en casa, un día de sol deslumbrante… y con los años ¿no vamos perdiendo todos facultades?
Cuidando a este colectivo, nos vamos cuidando a nosotros mismos.
Y otra pregunta ¿la persona con la que estoy hablando será del colectivo de DF? Hay muchos casos en los que se conoce la respuesta: sí; pero en muchos otros, el problema no salta a la vista, lo que por cierto, no es necesariamente una ventaja.
Sin ánimo de etiquetar y solamente para que se conozcan palabras de uso general, En términos coloquiales hablamos de discapacidad que puede ser:
Física – orgánica, músculo-esquelética, sistema nervioso central
Sensorial – visual (baja visión, ceguera parcial o total); auditiva (pre y post-locutiva)
Psíquica – ‘intelectual, mental
Y ya para acabar, mensajes en formato tuiter:
Café para todos no, gracias.
Ante situaciones diferentes, respuestas diferentes.
Mañana te puede pasar a ti.
¿Me faltan las piernas o nos falta la rampa?
Valora en los demás sus capacidades.
Magia no, sexto sentido tampoco.
Ni héroe ni villano, un tipo normal.
Evita sentimientos de pena o lástima.
Al menos, no me los muestres.
Ayudas sí, las necesarias, privilegios no.
Siempre hay más diferencias dentro de un grupo que entre dos grupos.
La diferencia enriquece.
Me gusta el contacto con tacto.
No me ignores, conóceme, no me admires, quiéreme.
Cuento contigo, cuenta conmigo.
Si al final de la lectura de estas líneas, os sentís más libres ante cualquier persona con ‘Diversidad Funcional», habremos cubierto objetivos. Todo lo que he compartido es esencialmente elemental, elemental para mí que llevo más de medio siglo conviviendo con esta circunstancia: una vieja amiga con la que muy a menudo me llevo mal; vosotros, lectores, sólo por estar interesados en este colectivo, tenéis la mitad del camino andado. Espero pues que estas reflexiones hayan sido de vuestro interés y os hayan aportado algo.