“Deberíamos decirle a los “indignados”, seguid, seguid porque así se empieza una marcha y se puede llegar hasta conquistar China, como Mao Tsetung.”
Tiene 91 años que ha vivido intensamente y conserva una memoria privilegiada. Fue la única mujer en su promoción de la Facultad de Derecho en 1941, cuando las señoritas bien en España se dedicaban a sus labores, que no era otra cosa que cuidar de la casa y la familia. María Luisa lo cuenta todo en un libro autobiográfico titulado “Recuerdos, nostalgias y realidades. Sobre la defensa de las víctimas del franquismo”, que acaba de publicar la editorial Bomarzo. Se afilió al Partido Comunista Español en 1955.
María Luisa Suárez.- El libro está escrito como una forma de compensar a mi marido, Fernando Ontañón… de hacer que la gente comprenda lo muy importante que fue en mi vida. Para mí ha sido una terapia. Escribí, y escribí, y escribí para ir exponiendo todos los sentimientos que tenía en mi corazón. Después, un compañero que se llama Juan José del Águila Torres que es enormemente tenaz me dijo “esto tiene que publicarse” y yo digo: no lo va a querer publicar nadie porque está en contra de todo. De todo porque yo soy muy crítica para todas las cosas y digo las verdades del barquero. Resulta que me lo han publicado este marzo Comisiones Obreras y la Fundación 1º de Mayo cogieron en sus manos el asunto y luego me dieron un homenaje y, en fin, fue una cosa muy emotiva y muy agradable.
Prospereando.- Usted ha sido testigo de una buena parte de la historia contemporánea española…
M.L.S.- Sin duda desde el advenimiento de la República. Eso lo recuerdo perfectamente; después, que te voy a decir, el año 36 y el 39 y todo lo que vino después. Yo me he dedicado fundamentalmente a defender a los presos políticos, a los obreros, a la clase trabajadora, que yo siempre he dicho clase trabajadora. Había que crear algo para ayudar en esa lucha y se crearon los despachos laboralistas que, en mi opinión, son una de las cosas más acertadas que se pudieron hacer en aquel momento porque era una ayuda no solamente jurídica sino también como una forma de solidaridad hacia ellos.
Prospe.- Los despachos laboralistas se crearon en 1965. ¿Como se las arreglaron en plena época franquista?
M.L.S.- Empezamos cada cual como pudo en su despacho, yo puse un despachito modesto en casa de mis padres. Luego apareció Marcelino Camacho en nuestras vidas que nos animó. Yo estoy muy orgullosa ¿sabes?, sinceramente estoy orgullosa porque se multiplicaron por cien. Ha sido una cosa preciosa, preciosa, todos con un deseo enorme de ayudar y de cooperar en todos los órdenes de la vida no solamente en los despidos ante Magistratura sino también en Orden Público que eso era durísimo, informar en Orden Público y tratar de defender a los trabajadores que iban ya desde el primer momento condenados. Fue una de las cosas más difíciles que hemos podido realizar.
Prospe.- Estarían muy perseguidos ¿no?
M.L.S.- No se atrevieron mucho, porque nosotros hicimos una Agrupación de Abogados Jóvenes en el Colegio de Abogados. Estaba prohibido por los estatutos pero nosotros nos reuníamos allí en un salón que era público, vamos público para los abogados, no podían hacer nada más que aguantarse. No se atrevieron nunca a echarnos. El grupo comunista fue el inicial y fue muy interesante porque aumentó con chicos del PSOE, al decir chicos estoy hablando de abogados, que comprendieron que aquel núcleo era muy importante y también se unieron a nosotros los rebotados del franquismo. No de una forma permanente pero venían a nuestras reuniones. Nos reuníamos todos los sábados a las 12 de la mañana en el salón de la Virgen y todo el que llegaba ponía un duro encima de la mesa. Nombramos Presidente, Secretario, Tesorero. Tuvimos dinero para pagar billetes de avión, para ir a los sitios que teníamos que ir si había que ir a algún sitio, en fin…
Prospe.- ¿Había muchas mujeres?
M.L.S.- Pues si quieres que te diga la verdad debíamos ser unas tres, dos o tres. Estaban todas en la Sección Femenina. Luego ya no. Vinieron nuevas generaciones pero en los años cuarenta y tantos…
Prospe.- También estuvo en la Asociación de Mujeres Universitarias
M.L.S.- La Asociación de Mujeres Universitarias fue una experiencia también muy interesante, mucho, porque unas éramos las vencidas, otras venían del exilio y otras eran de la situación y no teníamos en común nada más que ser universitarias y los miércoles nos reuníamos a tomar un té. Y yo pensaba ¿será posible que esté en una reunión de mujeres universitarias? porque era hablar de unas cosas tan superficiales, tan tontas, tan sin importancia, nunca se llegaba a nada importante.
Prospe.- Usted comenzó a estudiar en la Institución Libre de Enseñanza
M.L.S.- Allí me eduqué, allí me formé y después mi padre me sacó de la Institución para ir al Instituto. Y aquello me vino muy bien porque me hizo comprender que las cosas no son todas como parecen a primera vista. En la Institución todo nos parecía tan etéreo, tan celestial, tan precioso. Todo el mundo era bueno, todo el mundo era culto. Pero claro, había que ver que la gente no era así y que había que llevar la cultura a esas personas. Fueron años muy interesantes. Estábamos en plena República en aquellos hermosísimos cinco o seis años. Y después hemos tenido los 40 famosos años de sufrimiento. Hemos visto cosas tan espantosamente dramáticas que cuando las recuerdo muchas veces no puedo remediar y tengo que llorar.
Prospe.- Después de la guerra su marido estuvo en un campo de concentración. Debió de ser terrible
M.L.S.- En el campo de concentración de Albatera, allí estuvo. Lo que pasa es que él tuvo la suerte, siempre ha tenido mucha suerte en muchas cosas, resulta que tenia un primo, que era falangista de la quinta columna y de no sé qué más que le dio un salvoconducto y salió. Comían una sardina por persona y día. Les mataban de hambre, de sed, les hacían pruebas con las ametralladoras por encima de ellos, en fin esas cosas simpáticas y agradables de un campo de concentración. Tenían que dormir en el suelo, no tenían nada, no les daban ni mantas ni nada. Si se morían pues se habían muerto; cuanta menos gente mejor. El caso es que él salió y tuvo luego otro rasgo de suerte. Tenían que presentarse a un tribunal que los iba distribuyendo y cuando llegó Fernando el que estaba leyendo los papeles, sin mirarle dijo Fernando Ontañón ¿tiene usted algo que ver con José Ontañón?, él dice “es mi padre” y solo le dijo “pase”. “El siguiente”. Le había puesto una A que significaba afecto al régimen. Nunca supo quien era aquel hombre, aquel militar, ni qué relación había tenido con su padre pero debía de haber sido una relación de mucha amistad o de quererle mucho porque ya te digo que fue así y entonces le enviaron a Mérida y estuvo dos años haciendo el servicio militar.
Prospe.- ¿Como ve usted la actualidad? ¿Cómo ve a los jóvenes del 15-M por ejemplo?
M.L.S.- Pues a mi me parece que si todos se dieran cuenta de que eso puede ser algo verdaderamente impresionante, el principio de empezar a marchar, que la gente empiece a comprender que están abusando de ella. Esos que se llaman indignados pues esa es la palabra indignados contra todo, contra la crisis que estamos sosteniendo de los sinvergüenzas, bandidos de la banca y de los en fin los financieros. Si ellos de verdad comprendieran, y si hubiera medios para poderles decir seguid, seguid porque así se empieza una marcha y se puede llegar hasta conquistar China como Mao Tsetung.
Prospe.- Porque usted cree que ese movimiento puede ser el comienzo de algo importante
M.L.S.- Yo creo que pudiera ser, si de verdad la gente los secundara y les apoyase y les hiciera ver que están a su lado… creo que estamos en un momento de transición muy curioso y muy interesante.
Prospe.- De transición ¿hacia donde?
M.L.S.- De transición porque vamos hacia la derecha y hay que luchar contra eso. Habría que hacer una gran movilización para luchar contra lo que tenemos encima porque es una vergüenza lo que ocurre en nuestro país. En general es una vergüenza lo que ocurre a nivel global. Por todas partes están unos cuantos señores que son los que manejan los hilitos y los gobiernos no son nada más que unos títeres a los que mueven los de arriba y ellos tienen que obedecer órdenes.
Prospe.- Pero a España, por ejemplo, le sería difícil andar sola sin la Unión Europea
M.L.S.- Hay que reconocer que Estados Unidos es un enemigo tremendo de la Unión Europea. Lucha para que nunca se produzca la unidad de Europa. Porque en eso se basa su hegemonía y tiene a todos los gobiernos haciendo lo que quiere. ¿Qué es lo que necesitan, petróleo? pues a robar el petróleo. ¿Cómo? Pues con esas famosísimas guerras humanitarias que la OTAN secunda, para eso mantiene a la OTAN porque es la forma dominar y conseguir el petróleo y privatizarlo y al pobrecito ese, que es un sinvergüenza pero eso no tiene nada que ver para que sea pobrecito, porque hay que ver como están machacando al pobre libio este, a Gadafi, que a mi me da una pena porque no solamente es él, es que hay que ver la cantidad de gente del pueblo que está muriendo en esa guerra humanitaria.
Prospe.- ¿Cree que la izquierda tiene suficiente fuerza para hacer algo?
M.L.S.- La izquierda no tiene fuerza, la izquierda tiene que conquistar, que buscar la fórmula de poder salir del gueto en el que estamos metidos, que nos han metido empujándonos y quitándonos todos los derechos. No tenemos nada más que un solo derecho, el derecho de ir a votar cuando nos permiten que votemos y además listas cerradas o sea que no es un hombre un voto como en la revolución francesa, tan maravillosa, que fue una revolución preciosa como luego lo fue la revolución de Octubre. Qué le vamos a hacer, los que somos comunistas lo sentimos así. En esta época es muy difícil pero podríamos llegar… podríamos llegar si no digo yo a la revolución. Yo no voy a verlo, claro, pero tienen que pasar dos o tres generaciones y de pronto “zas” la explosión como no sea que antes haga así la tierra “bum” porque va a llegar que la tierra no soporte más que la sigan esquilmando. Es terrible eso. En fin…