El campo de refugiados de Dadaab
Nos acercamos al campo de refugiados de Dadaab, en la frontera entre Kenia y Somalia. La grave sequía que padece el cuerno de África se ve en el paisaje y en el camino. Todo seco, animales muertos, y personas caminando en pequeños grupos casi sin fuerzas. Son somalís que tienen una sola meta: huir del hambre y llegar hasta el campo de Dadaab para recibir alguna ración de comida y atención médica.
En el interior del campo, la imagen más repetida es la de miles de personas agolpadas en esos centros tras semanas de camino sin agua ni alimentos. Centenares de kilómetros esquivando todo tipo de riesgos: animales salvajes, grupos armados, asaltos, incluso violaciones.
«El camino es largo y difícil – nos explica un hombre que ha caminado durante 24 días- hay grupos armados que roban lo poco que llevamos y si no tienes nada te pegan, te secuestran o te pueden matar». Una mujer a su lado nos explica que en su grupo iban 50 personas y que en el camino tuvieron que enterrar a 5 niños.
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