Entrevista con David García Aristegui
Es una forma nueva de hacer política, porque todo en la vida de los ciudadanos es política. Así lo han entendido los llamados «Indignados» del 15M que siguen casi minuto a minuto las decisiones de los políticos profesionales. El anuncio por parte del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de reformar la Constitución para la creación de un techo de deuda tuvo una reacción inmediata: una concentración espontánea en la madrileña Puerta del Sol para debatirlo y la convocatoria de manifestaciones para pedir un referéndum.
Están ahí y piensan continuar. Hablamos del 15M, de cómo se gestó y de su futuro con David García Aristegui, que ha estado en el movimiento desde el principio.
David García Aristegui.- Uno de los lugares comunes más habituales alrededor del movimiento del 15 M, que se ha dado en llamar «indignados», es que sobre todo son estudiantes. Yo, por ejemplo, soy licenciado en Bioquímica y trabajo como desarrollador de software en una empresa de bioinformática.
Indignados, es una construcción mediática. Es cierto que hay mucha gente joven, muchos de ellos estudiantes, que tienen una cierta visibilidad tanto en las asambleas públicas como en las distintas movilizaciones. Pero si se observa con cierto detenimiento la enorme cantidad de material que hay sobre las distintas acciones, asambleas, acampadas, acciones de plaza, debates o foros sociales, se ve que es un movimiento intergeneracional. Ha habido un intento de caricatura desde el principio y se ha tachado a los participantes de perroflauta y de gente joven sin criterio. De esa forma es más fácil descalificarlo. A un señor de 70 u 80 años republicano de toda la vida, que se suma a las movilizaciones, llamarle perroflauta es bastante más complicado que a una persona de 25 con determinados códigos estéticos.
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