A mediados de octubre se reanudaron los Paseos por Madrid, organizados por la Asociación de Vecinos Valle-Inclán de Prosperidad. En una mañana otoñal, fresca, soleada y muy agradable, partimos de la puerta principal del Retiro, la de Independencia.
Enfilando por Alfonso XII, Carlos Nadal, amigo y guía del Grupo, fue contando que el Barrio de los Jerónimos debe su nombre al convento de dicha orden, construido en época de Enrique IV. Los Reyes Católicos gustaban de alojarse allí cuando estaban en Madrid y cedieron al convento un terreno anexo para construir la iglesia de San Jerónimo el Real, o como se la conoce “La de los Jerónimos”. Más tarde, Felipe II mandó añadir unos aposentos y desde su dormitorio, lo mismo que en el Escorial, podía seguir directamente los oficios religiosos. En la década de 1630 el Conde Duque de Olivares hizo construir un amplio complejo palatino para ocio y divertimento del monarca Felipe IV, recibiendo el nombre de Palacio del Buen Retiro.
Avanzando por la calle Alfonso XII junto a la verja del parque para poder tener buena perspectiva de las lujosas casas-palacio que se levantan en frente como la que perteneció al empresario catalán, al que Alfonso XII otorgó el título de Conde de Godó. El edificio fue diseñado en 1857 por José López Sallaberry, entonces arquitecto municipal y autor de edificios tan emblemáticos como el Casino de Madrid o responsable de la urbanización del primer tramo de la Gran Vía.
En el número 12 de la calle Montalbán hay un edificio de estilo neoclásico, reformado, que perteneció a la duquesa de Santoña, la llamada duquesa de los pobres, que a la muerte de su marido quedó en la indigencia tras caros pleitos con su hijastra. Fue escuela Normal (de magisterio) desde 1909 a 1932. Hoy es Museo Nacional de Artes Decorativas.
Más abajo, con la bandera de España ondeando en su torreón y haciendo esquina con el paseo del Prado, se puede ver el Cuartel General de la Armada, edificio neogótico que se comenzó a construir en 1925, también en terrenos del Buen Retiro.
Bajando hacía el Salón de Reinos, se observan unos complejos de viviendas ideadas por el arquitecto Eduardo Adaro destinadas a alquiler para la burguesía acomodada, por encargo del financiero Bruno Zaldo.
A pesar de que hay algún edificio reciente y discordante, el conjunto sigue manteniendo su elegancia y armonía y en algunas manzanas todavía se pueden ver puentes que enlazan los edificios. En la calle de Méndez Nuñez , esquina con Alfonso XII, sigue en pie el bonito palacete de planta rectangular construido entre 1901 y 1903 por Adaro para el propio Bruno Zaldo, en un estilo arquitectónico ecléctico: clásico, barroco, con reminiscencias modernistas.
El Salón de Reinos del Casón del Buen Retiro, que fue salón de baile del complejo palatino, se construyó entre 1630 y 1635. Recuerda el estilo herreriano, de la arquitectura de los Austrias. El salón debe su nombre a que en él estaban pintados los escudos de los veinticuatro reinos que formaban la Monarquía Hispánica en tiempos de Felipe IV. Muy decorado en su interior albergaba pinturas de los mejores artistas de la época, como Zurbarán y Velázquez, casi todas conservadas ahora en el Museo del Prado. Ha sido la sede del Museo del Ejército hasta su traslado a Toledo en época reciente.
El Casón, que cuenta con un hermoso techo pintado a finales del siglo XVII por Lucas Jordán, albergó en su día el Guernica de Picasso cuando se trajo a España y también la colección de pintura del siglo XIX hasta su traslado al Prado
En la misma calle, se contempla el gran edificio de la Academia de la Lengua, de estilo neoclásico un poco recargado fundada en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona, tomando como modelo la Academia Francesa. En la esquina con el paseo del Prado el famoso Hotel Ritz, levantado al gusto francés del inicio del Siglo XX por arquitectos del país vecino.
Llegamos por fin a la iglesia de San Jerónimo el Real, única edificio del gótico tardío que persiste en la ciudad de Madrid, aunque muy reformado. El arquitecto Narciso Pascual y Colomer en 1883, el mismo que diseñó el edificio del Congreso de los Diputados, dirigió los trabajos de reforma y la construcción de las actuales torres. En una placa situada a la izquierda de la puerta de entrada se ilustra de todo ello. A los pies de la iglesia se puede contemplar el empaque del edificio del Museo del Prado.
Dentro de la iglesia, lo más notorio es el cuadro de la última comunión de san Jerónimo, obra de Rafael Tejeo de principios del siglo XIX, de enormes dimensiones. Y algunos lienzos cedidos en depósito por el museo del Prado como el del pintor Carreño representando a Santa Ana enseñando a leer a la Virgen o del de Francisco Rizzi de la Adoración de los pastores. Carreño y Rizzi fueron los autores de los frescos de la iglesia de San Antonio de los Alemanes.
El claustro anexo a la iglesia forma parte de la ampliación del Museo del Prado diseñada por el arquitecto Rafael Moneo. En esta visita se admira el entramado vegetal de las puertas de bronce diseñadas por Cristina Iglesias.
El Jardín Botánico cuyo emplazamiento responde al interés de Carlos III de crear en Madrid un complejo dedicado a las ciencias naturales. El Museo del Prado, a finales del siglo XVIII era el Museo de Ciencias Naturales. El mismo monarca encargó construir el Observatorio, cuya utilidad era importante al necesitar de astronomía por su aplicación a la navegación. El edificio de corte neoclásico, diseñado por Juan de Villanueva, el mismo arquitecto del Prado ocupa el antiguo cerrillo de San Blas, donde antes había una pequeña ermita.
Por último, bajando por la cuesta Moyano el grupo atravesó la Castellana, para tomar una caña bien disfrutada y en agradable compañía.