Vivimos tiempos en los que la alternativa al sistema se está dando desde distintas iniciativas en confluencia, donde el motor no está en el consumo y obtención de beneficios, sino en conseguir un mundo más igualitario que tenga en cuenta la sostenibilidad del planeta y la perspectiva de género entre otros valores que tienen un papel determinante.
En el momento actual, se están dando posturas que defienden el racismo, la xenofobia, el autoritarismo, que abogan por sociedades cerradas en sí mismas, ensalzando nacionalismos identitarios, que quieren primar frente a la globalización. Esta tendría que extenderse a otros aspectos político-sociales, no sólo económicos y tener en cuenta la dimensión virtual que ya se está dando junto a una reflexión y discusión sobre su utilización en grandes sectores, para inclinar la balanza hacia un buen uso de estas tecnologías. Incluyendo la existencia de organizaciones internacionales que ayuden a regular una mayor justicia en un mundo global.
Los populismos, cuya ideología hace años se situaba en la extrema derecha, ahora se están extendiendo a diversos partidos políticos ganando terreno entre algunos sectores de población, propiciando un retroceso de las libertades, igualdad de oportunidades y los logros del feminismo y la ecología.
En este contexto, hay que aplaudir las alternativas concretas frente a estos partidos populistas y su ideología.
El reciente triunfo de los Verdes en las elecciones bávaras, con un mensaje proeuropeo de sociedad abierta y de acogida mostrando coraje frente a las tesis del miedo y de “Baviera first” es una muestra de alternativa progresista, hoy por hoy es un referente de la izquierda, que fomenta la esperanza de poder construir sociedades, como dice uno de sus líderes “con corazón en vez de odio”
Otro ejemplo cercano, se puede ver en España, con acciones del Gobierno que priman restaurar derechos perdidos durante los años pasados con el gobierno del PP y su política de austeridad. También, con la elaboración de unos Presupuestos que giran a la izquierda y buscan aliados en otros países europeos que quieran conseguir que algo cambie en Bruselas, para encaminarnos a una Unión Europea que continúe su construcción sin renunciar a los valores de los que ha sido portadora en el pasado.