A comienzos de año tuvimos en la Asociación de Vecinos Valle Inclán de Prosperidad, un acto para hablar sobre dos efemérides importantes de 2018. Para ello invitamos a dos ponentes de máximo rigor, como fueron Carlos Castresana y Pedro López, quienes expusieron concisa pero intensamente los principales puntos de ambos acontecimientos.
Pedro López, profesor de la Facultad de C.C. De la Documentación, de la Universidad Complutense de Madrid, militante activo de varias ONG’s, Amnistía Internacional, APDH, Europa Laica y otras, escritor y colaborador de Crónica Popular, El Otro País, y varios medios digitales. Es ante todo, amigo, y nos presta singular ayuda en estas sesiones de Mesas Redondas, Presentaciones de Libros y otros actos, por lo que le estamos ampliamente agradecidos.
Nos ilustró sobre los diferentes períodos históricos de los Derechos Humanos, haciendo hincapié en los logros, lentos, pero conseguidos, a lo largo del tiempo desde los comienzos de la Declaración, pasada la primera guerra mundial. Le pedimos especialmente, que nos refiriera los avances dentro del sistema capitalista, dado que siempre este sistema se ha mostrado crítico con la falta de derechos humanos en países que económica y políticamente se desenvuelven lejos del capitalismo.
Pedro López se refirió sobre todo a la carencia de derechos sociales, y la dejación de los individuales, dentro de unos márgenes totalmente neoliberales. Así en el sistema neoliberal actual, se obvian los derechos de las minorías, migrantes, mujeres, ancianos, niños, de educación, sanidad, etc. dado que el sistema pretende preferenciar una sociedad privada, sobre la pública, lo que hace que todo se mueva alrededor del privilegio del beneficio, en vez del derecho social.
Aún así se han conseguido grandes logros como los tribunales contra el genocidio de la Haya, y la concienciación de las sociedades, sobre todo occidentales, para enfrentarse a los privilegios pretendidos desde arriba.
Carlos Castresana, abogado que cuando presidía la Unión Progresista de Fiscales participó en la detención de Pinochet, en un proceso sobre la investigación de los actos del expresidente de Chile, constitutivos de delito.
Nace en Madrid en 1957, de profesión abogado, en 1989 ingresa en la Fiscalía Anticorrupción, y allí se dedicó con especial relevancia a investigar casos como el de Gil y Gil, alcalde de Marbella y presidente del club de futbol Atlético de Madrid. Pero el más famoso fué el caso Pinochet. Esta investigación presentada ante la Audiencia Nacional, acusó al dictador de los delitos de tortura, genocidio y terrorismo.
Otro caso famoso fué el de Berlusconi suspendido por la llegada de éste a Primer Ministro en Italia, con impunidad manifiesta.
En 2007 la Secretaría General de la ONU le encarga investigar y llevar a juicio a organizaciones criminales guatemaltecas, en junio de 2010, renunció a esta encomienda por incumplimiento del Estado de Guatemala. En su curriculum académico destacamos, entre otros, la plaza de Profesor Asociado de Derecho Penal en la Universidad Carlos III.
Profesor invitado de Derecho Penal en la Universidad de San Francisco (California) de 2003 a 2005, así como Director de Programa de Derechos Humanos en su centro de la Ley y la Justicia Global.
Premio Nacional de Derechos Humanos en España en 1997 así como Premio de Derechos Humanos de la Asociación Argentina. Doctor Honoris Causa por Guadalajara de México.
Certificado de Honor del City Council de San Francisco (California) y Medalla de Honor, aunque parezca mentira, de la Vicepresidencia del Senado de Chile, así como Doctor Honoris Causa de la Universidad Central de Santiago de Chile.
Castresana comenzó su exposición con una breve exposición histórica sobre las Constituciones democráticas españolas, por desgracia de muy corta duración, comenzando por la Pepa, Constitución de 1812, pasando por la Constitución de la Primera República, para terminar con la actual de 1978, que es la única Constitución española que ha durado más de 40 años, superando al Fuero de los Españoles y al Fuero del Trabajo, de corte franquista.
Evidentemente, la pregunta estaba en el aire, si la Constitución debería reformarse o no. En su exposición dejó bien claro, que desde su nacimiento, muy laborioso y conflictivo, propio de la salida de un período dictatorial, dónde era imprescindible el consenso para poder llevarla a cabo, ha sufrido el desgaste del paso del tiempo, y todo es mejorable, pero no debe ser cambiada sin una concienciación de lo que ha supuesto y supone en la actualidad.
Finalmente habló del tema de las autonomías, que deben ser tratadas con moderación. Y también contempló la necesidad de recoger los derechos humanos, sobre todo sociales, no sólo en la letra, sino en la práctica de la política española.