Reflexionar

A la hora de comprar y elegir productos comprometidos con el medio ambiente, caminar, utilizar la bicicleta o el transporte público en lugar del coche privado, apoyar el uso de energías renovables en lugar de combustibles fósiles, comprar alimentos frescos de temporada en los comercios cercanos… Si reflexionamos un poco veremos que hay cantidad de acciones que podemos hacer cada día en beneficio del medio ambiente, de nuestros vecinos y de las generaciones futuras.

Rechazar

Los productos tóxicos no biodegradables o no reciclables. Muchos de los productos que consumimos en el hogar son dañinos para el medio ambiente, como los detergentes con fosfatos que favorecen la proliferación de algas en los ríos impidiendo que les llegue oxígeno suficiente a peces y otras formas de vida.

Reducir

Consumir menos. Preguntarse a la hora de adquiri un nuevo producto si es necesario y si se le va a sacar el suficiente rendimiento. Evitar los envases aparatosos, gastar menos agua. En definitiva ahorrar residuos.

Reutilizar

Prolongar la vida de los bienes, pasarle a otros lo que ya no utilicemos, utilizar una bolsa de tela o de otro material que sea reutilizable cuando vamos al mercado y evitar el impacto medioambiental de las bolsas de plástico.

Reciclar

Separar los residuos de forma adecuada para que se puedan reciclar y no acabe todo en los vertederos. Recordar que una lata de aluminio reciclada, se ahorra una cantidad similar de energía a la que consume un televisor funcionando durante tres horas.

Redistribuir

Consumir de una manera equitativa y justa. La humanidad ha duplicado su huella ecológica en los últimos 40 años de forma que estamos utilizando recursos que no nos pertenecen. Son de otras regiones más pobres o de generaciones futuras.

Reclamar

Los ciudadanos tienen el derecho y la obligación de exigir a las instituciones más medidas e infraestructuras en favor del medio ambiente.