El cambio climático lleva tiempo afectando al Ártico. Estas diez cosas han cambiado y no volverán:
El hielo desaparece. Es la primer consecuencia del calentamiento global, los científicos vienen dándose cuenta de la catástrofe que esto representaba desde 1999.
La humanidad debe despedirse de los osos polares. No encuentran comida deben nadar grandes distancias para encontrar focas. En ese viaje las madres pierden a sus cachorros y el 20% de la masa corporal.
Cambian las rutas de navegación. Se abren nuevas vías para el comercio y el transporte de pasajeros. Ya no son necesarios los rompehielos.
Cada vez es más verde. Los árboles avanzan hacia el norte y ocupan zonas en las que no crecía un árbol desde hace miles de años.
Tendrán que hacer las maletas. La escasa población del Ártico tendrá que emigrar en no mucho tiempo. Con el deshielo el mar lo ocupará todo.
Las morsas lo tienen crudo. Las pocas morsas que quedan, entre 10.000 y 20.000, se apiñan en una estrecha franja de tierra.
El pláncton, cada vez más peligroso. Al desaparecer el hielo el sol llega al agua que antes estaba en sombra, el fitoplancton se ha incrementado en un 300%. Eso hace que aumente el ciclo del carbono que terminará alterando a su vez el clima.
Sin trineos no hay Papá Noel. El personaje de la barba blanca y los renos va a tener que motorizarse por falta de hielo.
A la búsqueda del petroleo. Se abre la veda para llegar a la quinta parte de las reservas mundiales de petróleo y gas que se encuentran bajo las aguas del Ártico. No tardarán las plataformas flotantes en ocupar el lugar de los icebergs.
La Tierra cambia de color. Desde el aire la Tierra se veía azul por los océanos con los polos blancos, ahora cada vez es más azul.