El Emperador de los franceses en Chamartín de la Rosa
Primer núcleo de población de Chamartín
Madrid fue conquistada a los musulmanes en el año 1083 o 1085. Las crónicas sobre este hecho son muy sucintas porque el objetivo militar de la campaña era la toma de la importante plaza de Toledo.
Hasta el siglo XIII, bastante después de la conquista de Madrid, no se tienen documentos que atestigüen la existencia de un núcleo de población en Chamartín, alrededor de la actual plaza del Duque de Pastrana, en el antiguo camino de Francia.
Era un pequeño poblado de labradores y pastores, de pecheros, los que pagaban impuestos, el pecto regio, pues la nobleza y el clero estaban exentos de tributar. Vivían de la agricultura y la ganadería y la zona era abundante en pastos y bosques. La estructura socioeconómica era feudal y había una incipiente organización municipal regida por un Concejo abierto en el que participaban todos los vecinos en las deliberaciones. Este pequeño poblado estaba muy alejado de la Villa de Madrid.
En el siglo XVI los Duques del Infantado construyeron allí un palacio como lugar de recreo y en el año 1627 Felipe IV vendió el poblado y todos los terrenos al Marqués de la Rosa con derecho de jurisdicción civil y criminal que comprendía "horca, picota, cárcel, cuchillo, cepo y azote", medios quizás un poco excesivos para controlar a un puñado de labriegos. Con los años la propiedad pasó por herencia a la Casa de Pastrana.
Se encuentran referencias documentales de Chamartín en el siglo XVIII que hacen mención a los extensos pinares de la zona. En el censo de Floridablanca de 1785 el poblado tenía 109 vecinos.
Invasión del ejercito de Napoleón y Guerra de la Independencia
Nos encontramos en los últimos años del siglo XVIII, en los años del agotamiento de la política de los reyes de la Casa de Borbón. Carlos IV sucedió a su padre Carlos III que murió en 1789. Estaba casado con María Luisa que dominaba a su marido y llevaba las riendas del Estado. Godoy, en medio de una serie de intrigas y con la decidida protección de la reina, ocupó un papel hegemónico en la política. El hijo de Carlos IV, Fernando VII se amotinó en Aranjuez en 1808 y se proclamó rey.
Mientras tanto, en 1789 triunfó la Revolución Francesa. España siguió una política titubeante con Francia, temerosa de que penetraran las ideas de la Revolución, con enfrentamientos y alianzas.
En 1808, en un momento de sumisa relación con el Emperador Napoleón, las tropas francesas entraron en España con el pretexto de ocupar Portugal, aliada de Inglaterra.
La familia real marchó a Bayona para entrevistarse con Napoleón, primero partió Carlos IV y su esposa, le siguió Fernando VII y, finalmente, el 2 de mayo salieron los príncipes de Madrid para reunirse con la familia real en Bayona. Esta salida de los príncipes fue la espoleta que impulsó el levantamiento del pueblo de Madrid contra las tropas francesas. Es el Dos de Mayo.
El ejercito francés reprimió con extraordinaria dureza la sublevación, Goya nos dejó un cuadro impresionante de los fusilamientos. La sublevación se extendió rápidamente por toda España.
Napoleón vino a España, a Madrid, para controlar la situación y el 3 de diciembre instaló su Cuartel General en el palacio de los Duques del Infantado de Chamartín donde residió hasta el 17 de enero de 1809. Benito Pérez Galdós nos narra en sus Episodios Nacionales los acontecimientos políticos y la vida de la ciudad en aquellos momentos en "Napoleón en Chamartín". En la actualidad el palacete está dedicado a bodas, banquetes y otros eventos.
En su estancia en Chamartín Napoleón intentó normalizar la situación y dictó leyes importantes como la abolición de la Inquisición, la primera abolición que tuvo lugar en España aunque años más tarde Fernando VII la restablecería.
Pero la situación del país no tendía a normalizarse, con gran celeridad se fueron constituyendo las Juntas de Defensa en muchas ciudades de España. Queremos señalar que toda, o casi toda, la población se unió contra la invasión extranjera y que el pueblo tomó un gran protagonismo en la lucha con las partidas de guerrilleros que desempeñaron un papel muy importante. Fue, quizás, la primera vez que el pueblo tomó en España un papel determinante en los acontecimientos políticos.
Podríamos analizar, aunque este tema es amplio y complejo y debería ser objeto de otro artículo, que a pesar de la unión contra el invasor, las ideas liberales de la Revolución Francesa fueron calando en los sectores más cultos y emprendedores del país como se refleja en algunos artículos de la Constitución de Cádiz de 1812 y empezaron a formarse dos grupos, los liberales y los defensores del Antiguo Régimen que se enfrentaron hasta casi finales del siglo XIX.