Vivimos en una gran ciudad, rodeados de asfalto y cemento, y en ocasiones echamos en falta más espacios verdes, árboles, parques y jardines. Quizá por eso, nuestra afición a las plantas en casa.

Con la llegada del buen tiempo aprovechamos cualquier terraza o balcón, e incluso los alféizares de las ventanas para crear nuestro propio jardín.
Sergio Barbero y Chus San Millán de la Asociación de Vecinos Valle Inclán de Prosperidad y dentro del ciclo “Compartir Saberes” dieron unas pautas básicas para el cultivo de plantas. Trataron del preparado de sustratos, el trasplante y los semilleros.

Cómo trasplantar una planta sin que sufra
Las plantas necesitan fundamentalmente nutrientes y oxígeno para su desarrollo. Por eso la preparación del sustrato es tan importante. Se utiliza una mezcla de humus de lombriz (60% del volumen total) mezclado con fibra de coco (40%). La fibra de coco puede comprarse en forma de “ladrillo” en cualquier vivero y hay que deshacerla en agua, amasándola hasta conseguir una pasta húmeda. Se mezcla entonces con el humus y ya estará preparado el sustrato. Opcionalmente se le pueden añadir unas bolitas de arcilla expandida, que harán la mezcla más esponjosa y permitirá más aporte de oxigeno.
TALLER “Cultivo de plantas”Se coloca en el fondo de la maceta o jardinera donde vamos a plantar, una base de arcilla expandida, sobre ella el sustrato ya preparado y a continuación la planta previamente sumergida un momento en agua (sólo el cepellón, no las hojas) para proporcionarle más humedad. Si la planta tuviera muchas raices ya muertas enrolladas en la tierra,, podemos sanearla cortándolas.
Y ya tendremos terminado el trasplante. Sólo se requiere entonces colocar la planta en el sitio más adecuado de luz, temperatura, etc. y regular el riego según la especie de que se trate. En esta ocasión se trabajó con capuchina enana, pasiflora, tomillo limonero, perejil y otras variedades.

Cultivar desde la semilla
Se comienza por preparar un semillero en una maceta muy pequeña o incluso en cualquier recipiente doméstico como una huevera de cartón, un envase de yogur, etc. La semilla necesita no tanto el aporte de nutrientes como humedad y oxígeno. Se puede utilizar el mismo sustrato que para trasplante o cualquier otro, como turba, y sobre él se coloca la semilla a una profundidad de tres veces su tamaño. Se cubre con tierra y se riega con cuidado mediante pulverizaciones sobre todo por el borde del recipiente. Conviene colocar más de una semilla ya que a veces no todas ellas germinan. Dependiendo de la planta, el proceso será más o menos largo. La primera pista para ver si lo hemos conseguido será la aparición de uno o dos cotiledones u “hojas falsas”, hojas primordiales que existen ya en el embrión de la semilla en número de uno en las plantas monocotiledóneas y de dos en las dicotiledóneas y que sirven de almacén de reservas alimenticias. Pero ¡paciencia!; aún no es el momento de trasplantarla. Debemos esperar a que aparezcan las “hojas verdaderas” y será entonces cuando se trasplantan a su lugar definitivo. Hasta entonces, lo más importante es mantener la humedad mediante pulverizaciones diarias y preservar las plantitas de las bajas temperaturas. Sergio aconsejó empezar con semillas de fácil germinación como rabanitos (en dos meses estarán listos para consumo), hinojo, valeriana, tomates cherry o plantas ornamentales como capuchina enana o pasiflora.
Todos lo necesario puede encontrarse en viveros y en cuanto a las semillas suelen venir con la indicación de época de siembra, recolección, etc.
Chus enseñó a hacer germinar una semilla de ahuacate, para lo que debemos clavarle tres palillos en forma de trípode, y sumergir la parte inferior en agua hasta que tenga una raíz de unos 5 cm., momento en el que estará listo para trasplante. También habló de los distintos recipientes, plástico, barro o cerámica. Considera el más conveniente el de barro y desaconsejable el de cerámica porque no deja respirar a la planta. En cuanto al riego, depende del tipo de planta (en los puntos de venta especializados nos darán esta información) ya que para algunas es más conveniente el riego por inmersión: hay que sumergir la maceta en un barrreño y sacarla cuando la tierra deja de desprender burbujas. Las plantas con hojas carnosas precisan poco riego y más frecuente en el caso de macetas pequeñas. Al regar o pulverizar hay que tener cuidado de preservar la floración y nunca debe hacerse cuando están expuestas al sol. Conviene eliminar las pequeñas hierbas y de vez en cuando orear la superficie. En fín, toda una serie de enseñanzas fáciles de aplicar en casas y jardines.
Para quienes estén interesados en profundizar sobre el tema, Sergio recomienda el libro “El huerto urbano” de Josep Mª Vallés, publicado por Ediciones del Serbal.
Como viene siendo habitual en “Compartir saberes” el taller fue no sólo teórico sino práctico, por lo que todos los participantes prepararon y llevaron consigo sus propias plantas. El próximo “Compartir” (primer jueves de Mayo) tratará sobre Fitoterapia.