Magníficamente representada por Belén Rueda, Emilio Gavira y Alberto Jiménez entre otros, bajo la dirección de Tomaz Pandur que ha llevado al teatro la película homónima que Luchino Visconti realizó en 1969, con guión original de Nicola Badalucco, Enrico Medioli y el propio Luchino Visconti.
Para el director y adaptador de la obra Tomás Pandur, la trama está de absoluta actualidad “podría ocurrir hoy en Sarajevo, Beirut, Belgrado, Madrid o Berlín”, la misma lucha por el poder y su utilización personal que están presentes en Macbeth o Hamlet.
Visconti, realizó su película en un momento de gran violencia en Italia, era el comienzo de las Brigadas Rojas. Grupos de derechas y de izquierda se enfrentaban continuamente en medio de una gran depresión económica.
Situó la película en el momento de formación del nazismo en Alemania. Cuando industriales y terratenientes se acercan a los políticos pensando que ese poder durará siempre sin darse cuenta de que se verán arrastrados en su caída. Dos familias alemanas le sirvieron de inspiración los Von Krupp y los Von Thissen Bornemisza.
La puesta en escena, que hemos visto en las salas del Matadero “Naves del Español”, combina diversos elementos: música de piano en directo, fotogramas, un espejo que permite la visión de los personajes y la acción desde distintos ángulos, y una cinta rodante que da paso a diferentes escenas de gran belleza plástica, en ocasiones de gran violencia y simultánea pulcritud.
Al finalizar la representación tuvo lugar un coloquio entre actores y público, entre el que se encontraba un grupo de la A. VV. Valle Inclán Prosperidad. Se abordaron varios temas y en concreto, la ubicación de sentimientos como el amor, la dirección del mismo y su poder destructor. La presencia de un diminuto e inquietante personaje como la “conciencia”, “tercer ojo” o lugar dónde la familia va depositando su historia y secretos, también fue objeto de análisis.