La exposición de la colección del Hermitage, que en la actualidad se puede visitar en el museo del Prado, ofrece la oportunidad de contemplar valiosas obras de arte, conociendo simultáneamente a través de ellas, la historia de Rusia durante varios siglos.
En el Prado se encuentra una cuidadosa selección de los tres millones de piezas que tiene el Hermitage, fruto de las colecciones privadas de los zares. Lo inició Pedro I el Grande, que fundó la ciudad de San Petersburgo, en la que se asienta el Museo y el Palacio de Invierno, lugar de residencia de los zares, que junto con otros edificios forman el complejo del Museo del Hermitage. Una fotografía del mismo, a orillas del río Neva, sitúa a la llegada a la exposición, al visitante, en el ambiente y paisaje donde se ubica el museo.
En el recorrido por las distintas salas se pueden ver adornos de oro y otras joyas de los nómadas escitas de eurasia, de los siglos V – III a.c., obtenidas en distintas excavaciones arqueológicas a partir del siglo XVIII.
Arte ruso, joyas, broches de cinturones, pulseras, sables con adornos de piedras preciosas, especialmente “el sable con vaina”, procedente de Irán, cuajado de esmeraldas, piezas de orfebrería orientales y occidentales, de China y de India: “la arqueta china y las horquillas”, del siglo XVII, la “caja en forma de cangrejo” o “el peine con escenas de batalla”, del siglo V a.C.
Preciosas esculturas, romanas, griegas y renacentistas, entre las que destaca “Magdalena penitente”, escultura neoclásica de Antonio Cánova, el “ Busto de mármol de Voltaire”, obra de Jean –Antoine Houdón y el “ Éxtasis de Santa Teresa”, de Bernini. Valiosos jarrones de jaspe, entre los que destaca por su belleza el “Ramo de acianos con espigas de avena, en un jarrón”, de la Casa Fabergé y un centro de mesa de oro y piedras preciosas, ”el Sourtout de table”, de principios del XIX, para colocar los aliños y otros condimentos en los banquetes reales.
Muchas de estas piezas fueron compradas por diplomáticos rusos en Europa. en el siglo XVIII Catalina II, la Grande, fue la mayor impulsora de adquisiciones de pintura, libros y joyas, para su colección privada, ya que en aquella época aún no era museo y no estaba abierto al público. Vestido cortesano de terciopelo carmesí y raso blanco y el uniforme de la Guardia de Corps del regimiento de los Húsares, expresan el lujo de la Corte.
En pintura se puede contemplar, al inicio de la exposición, los retratos de los zares fundadores del Hermitage: Pedro I, de Belli, Catalina II, de Giovanni Battista Lampi y Nicolás I, anónimo.
Durante el recorrido destacan entre otros: “ San Sebastián”, de Tiziano, “El tañedor de Laúd”, de Caravaggio, “El almuerzo”, de Velázquez , “San Pedro y San Pablo”, de El Greco, “Retrato de un estudioso”, de Rembrandt, “Mujer con sombrero negro”, de Kees Van Dongen, “Perro guardián”, de Paulus Potter, “El bebedor de absenta”, de Picasso en su época azul, “Cuadrado negro”, de Kasimir Malévich, así como cuadros de Renoir, Monet, Van Gogth, o Gaugen, llevados al Hermitage, después de la segunda guerra mundial, procedentes del museo de Arte Contemporáneo de Moscú.
El Hermitage ha pasado por diversas etapas a lo largo de los años: en el siglo XIX, el zar Alejandro I de Rusia, compró la colección privada de la emperatriz Josefina. En 1837 hubo un gran incendio, aunque se pudieron salvar prácticamente todas las obras. En 1852, Nicolás I de Rusia lo declaró museo Imperial y se abrió para las clases altas. Al comienzo del siglo XX el Palacio de Invierno dejó de ser residencia imperial y al inicio de la primera guerra mundial, se convirtió en hospital, trasladando las colecciones a Moscú. Tras la revolución rusa de 1917, se convirtió en museo estatal y se enriqueció con numerosas obras procedentes de la nacionalización de los bienes de los palacios de la aristocracia rusa.
A partir de la segunda guerra mundial, el Hermitage se está expandiendo constantemente, colaborando con distintos proyectos en el extranjero como, en Las Vegas, Holanda, Reino Unido y actualmente en España.
Está considerado como una de las mayores pinacotecas y museos de antigüedades del mundo.
Se puede visitar en el Museo del Prado, todos los días, hasta el 25/03/2012.