400.000 ciudadanos mueren cada año en España, de estos un 52 % lo hacen tras un largo proceso y la mayoría en medio de un intenso sufrimiento. En toda Europa se está dando el debate sobre “la sacralidad de la muerte o la muerte es mía”, influido entre otros aspectos, por el incremento de la longevidad en la sociedad, la laicidad y el papel de las religiones. El Derecho a la muerte digna está sobre el tapete.
En un Estado predemocrático, había deberes, no derechos. En un Estado de derecho, como es España, las leyes sanitarias han ido evolucionando hasta llegar al debate de que el poder finalizar la vida del modo más confortable posible sea un derecho.
Con la Primera Ley de Sanidad, vino la posibilidad de solicitar el alta voluntaria y renunciar al tratamiento. También se pudieron aplicar tratamientos sintomáticos para obtener la mayor calidad de vida durante el tiempo que ésta durara. En la década de los noventa se establecieron los cuidados paliativos.
En el 98, se dictó por parte del Consejo de Estraburgo el derecho a la salud, dentro de la Ley de Derechos de los Ciudadanos. En nuestro país se plasmó en la Ley de Autonomía del Paciente, que cambió la relación vertical médico-paciente, de corte más paternalista, en la que el paciente “se entregaba” a lo que le dijeran que era más beneficioso para él, por otra relación en la que después de ser informado del diagnóstico y las alternativas de tratamiento, el paciente ejercita su capacidad de decidir. Es decir: tiene derecho a recibir información, que deberá ser veraz, real, objetiva y no inductiva. También a conocer el pronóstico y su evolución y cuando llegue el momento a saber que se va a morir. Es lo que se ha llamado la muerte digna. Por supuesto el paciente, puede elegir no ser informado.
Existe el derecho a limitar el esfuerzo terapéutico y a que no se haga encarnizamiento terapéutico en el proceso final. La agonía no se debe alargar y si cursa con intenso sufrimiento se tiene el derecho a morir con tratamiento de sedación paliativa terminal.
Hoy día se puede dejar planificado, siendo la persona autónoma y competente, qué tipo de cuidados se quiere tener, y realizar para ello El Testamento Vital o de Voluntades Anticipadas, nombrando a un representante, que se responsabilice de que la voluntad del moribundo se lleve a cabo. Algunas Comunidades autónomas han habilitado para ello un registro. En el caso de la Comunidad de Madrid, es el Registro de Instrucciones previas, que está en la calle Sagasta,nº 6, previa petición de hora al teléfono 91 400 00 00.
La Asociación Federal del derecho a morir dignamente (DMD), “quiere conseguir que en nuestro país sea efectivo el derecho a una muerte digna, sin sufrimientos innecesarios y respetando el modo y momento en que uno mismo decida”.
Su presidente, el Dr Luis Montes, colaborador habitual de la Asociación de Vecinos Valle-Inclán, ofreció en la sede de la misma una interesante charla, dónde además de analizar la evolución de la Legislación sanitaria hasta ahora descrita, puso las bases de discusión de una futura Ley sobre la Eutanasia activa. Concepto poco conocido que consiste en permitir que se pueda recibir ayuda, una vez cumplidos los requisitos previos que dictamine la Ley, de forma que el paciente pueda elegir el momento de su muerte Así mismo abordó el suicidio asistido, en el que el propio paciente colabora.
En España, dijo Montes, el suicidio no es delito, pero sí lo es la colaboración necesaria y la inducción al mismo, rememorando la conocida película “Mar adentro”, con el protagonismo de Ramón Sampedro. Aludió también a posibles avances legales que se anunciaron durante el pasado gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y no llegaron a entrar en el Parlamento , y a la importancia de la opinión pública, que al igual que en otros países europeos se está formando y al que está contribuyendo en gran medida la DMD.
Una reciente encuesta del CIS dice: sólo un 30% de la población conoce que existe el Testamento Vital y un 52% de los encuestados han vivido un proceso de “mala muerte” de un familiar, entendiéndose por ello, un proceso de agonía con signos de intenso sufrimiento físico y psicológico que hiere la sensibilidad e impide el acompañamiento.
Este otoño, la DMD impartirá un ciclo formativo, en el Ateneo sobre “Aspectos diferentes de los derechos al final de la vida”.
Este mes de octubre, en la sede de la Asociación de Vecinos Valle-Inclán de Prosperidad, comienza un ciclo de cuatro tertulias sobre estos temas con el Dr Montes. Es gratuito y requiere inscripción previa en la asociación para recibir los materialesde trabajo.