en conmemoración de la II República Española
Hemos vuelto a ver un documental de TVE dentro de su espacio La Noche temática. Se trata de “Mujeres del 36”. En él se da testimonio de las vidas de diferentes mujeres republicanas que nos narran durante más de 90 minutos su experiencia en la República y la Guerra Civil.
Estas mujeres pertenecientes a diferentes partidos políticos republicanos de la época, a organizaciones sindicales y feministas, trasmiten su forma de enfocar su vida en aquella época en la que se reivindicaron los derechos de la mujer.
No quedó sólo en conseguir el voto femenino, circunstancia propiciada por una mujer conservadora, Clara Campoamor, que tuvo que luchar con otras mujeres diputadas, como Margarita Nelken y Victoria Kent, más progresistas, y con sus respectivos partidos, para conseguir que en las Cortes se aprobase, al fin, que la mujer pudiese votar en las elecciones con igualdad de derechos que los hombres.
Pero el testimonio no se para en este derecho, si bien importante, no el único que afectaba a la mujer. Fue una época, la republicana, en la que la mujer llegó a los derechos de la igualdad no sólo en el voto electoral, sino también en las organizaciones sociales, en las instituciones educacionales (la mujer no tenía acceso a la Universidad), en la sanidad, en las organizaciones sindicales.
Gran avance se hace constar con la organización feminista Mujeres Libres de Mary Nash, de tendencia anarquista, pero en la que se admitía a mujeres englobadas en otras organizaciones. La Reforma educativa propiciada por la II República española, abrió el camino a un buen número de mujeres en la enseñanza, como maestras de escuela, de bachillerato, de Universidad.
La mujer trabajadora había tenido acceso a las fábricas, por interés del sistema capitalista, que les pagaba menos que a los hombres realizando el mismo trabajo, en un verdadero sistema de subexplotación. Pero no había tenido acceso a otros trabajos en los que se establecía una fuerte competencia con los hombres, en dónde por su dedicación y experiencia científica o humana, podían incluso superar profesionalmente al macho ibérico. Sin embargo, la República propició leyes y condiciones para elevar los niveles de igualdad entre los dos sexos.
Se consiguió que cuando los fascistas promovieron el golpe de Estado que llevó a la Guerra Civil la mujer estuviese preparada para afrontar el reto. Así era normal, y así se testimonia en el film, que hubiera mujeres milicianas que dieron un paso adelante y marcharon las primeras al frente.
Figuran ejemplos históricos conocidos gracias a los libros de literatura, de poesía, de memorias. Rosario Dinamitera, de Miguel Hernández, nos hizo conocer a esta valiente mujer a la que la dinamita arrancó una mano con gesto de fiera en el frente de Guadarrama. O Mika Feldman, conocida como Mika Etchebehere, por el apellido de su marido, héroe republicano fallecido en la batalla de Sigüenza. Mika fue la primera mujer que en la guerra de España accedió al cargo militar de oficial del ejército con la categoría de Capitana. Conocida por sus memorias y por la novela “La Capitana”, de Elsa Osorio. Y las de primera fila política, Ibarruri, Nelken, Constancia de la Mora y Maura, Montseny, etc. etc.
Esto no se hubiera podido dar sin las leyes y reformas republicanas, que a pesar del retroceso en el Bienio Negro, 1934 – 36, época en que la derecha lerrouxista y fascista accedió al poder republicano, derogando las leyes reformistas de Azaña, e intentando una involución que sólo llegaría después y por la fuerza de las armas, con una rebelión militar, que ha propiciado desde su primer momento una desigualdad en los derechos de la mujer, que ha durado más de 40 años y cuyos coletazos aún perduran en la Transición a la democracia verdadera, que parece que no va a llegar nunca.