El Rastro es uno de los lugares más emblemáticos de Madrid, en él se mezcla el casticismo de la capital con vendedores, buscadores de tesoros, de gangas, trapicheo y venta alternativa. Comenzamos el recorrido, en la calle Toledo delante de la Colegiata de San Isidro, que fue iglesia de los Jesuitas y construida siguiendo el modelo de la Iglesia Gesu de Roma.

Sigue el diseño inicial de Pedro Sánchez, con cuatro columnas jónicas compuestas, en la fachada de estilo barroco-madrileño, con una cúpula encamonada de Francisco Bautista y continuada por Melchor de Bueras, en el centro una hornacina con la esculturas de San Francisco Javier.

Después de la expulsión de los jesuitas pasó a ser Colegiata en 1767, y Catedral de Madrid hasta la terminación de las obras de La Almudena, colocando en la hornacina de la fachada a San Isidro y Santa Maria de la Cabeza a la par que se trajeron sus restos para su custodia.

En el interior de la Iglesia se aprecia el cuadro de la Sagrada Familia de Sebastián Herrera y San Francisco de Borja de Francisco Ricci.

Junto a ella se halla el Colegio Imperial, continuación de los colegios vinculados a los jesuitas, hoy Instituto de San Isidro, dónde han estudiado muchas personalidades, con un patio con claustro barroco en el que destacan medallones con el águila bicéfala, que era el escudo imperial, y cornisas labradas con motivos vegetales y animales y un pozo central. El Instituto alberga un Museo creado a lo largo de los años por los propios profesores y alumnos dedicado a la ciencia y educación.

Tanto la Colegiata como el Colegio Imperial datan del periodo en que Felipe II trasladó la capital de España a Madrid y quiso darle la posibilidad de tener estudios de nivel superior: la Academia de Matemáticas, de Felipe II, Facultad de Medicina y Universidad de Artes, entre otras. Ilustres alumnos y profesores pasaron por allí, como Lope de Vega, Quevedo, Nicolás Salmerón, Pío Baroja o Gregorio Marañón.

Subiendo por la calle de Los Estudios se halla la Plaza del Duque de Alba, con el Palacio del mismo nombre, consistente en un caserón de tipo castellano, que mantiene la fachada, hoy en remodelación interna, para ubicar un centro de negocios. En el número 2, se encuentra la casa de la Duquesa de Sueca, construida en el siglo XVIII como escuela de los criados de Carlos III, posteriormente residencia de la Duquesa de Sueca, esposa del primer ministro de Carlos IV. Más tarde pasó a ser cuartel de la Guardia Civil.

Al ser el suelo de uso dotacional, pertenece al Ayuntamiento desde que en 1998 expropió el edificio. Sigue en litigio judicial, y en definitiva se está cayendo a trozos, sobre el propio patio del instituto de San Isidro, que para evitar daños mayores ha tenido que protegerse con una valla, claramente insuficiente.

En la cabecera del mercado callejero se encuentra la Plaza del Rastro, que también se llamó de Nicolás Salmerón, en dónde está la estatua de Eloy Gonzalo, soldado destacado en la guerra de Cuba en 1897, llamado héroe de Cascorro por lo que popularmente se conoce esta zona como “Cascorro”.

El Rastro fue originalmente, en tiempos de Felipe II el matadero, llamado así por los restos que dejaban las reses en el arrastre. Aquí se desarrollaron, las industrias del cuero y afines y posteriormente con la llegada de la inmigración, la zona se fue convirtiendo en mercado. Aquí se encontraban las murallas de Madrid por la parte sur.

Caminando por la calle Embajadores, encontramos el Teatro Pavón, de Teodoro Anasagasti, uno de los primeros edificios madrileños de estilo Art Decó y la Iglesia de San Cayetano, de arte barroco, empezada a construir por Marcos López, fue continuada probablemente por José de Churriguera y Pedro de Ribera y finalizada por Moradillo, que hizo la fachada y es lo único que se conserva actualmente.

En la trasversal calle del Oso, se ve la placa dónde vivió Pedro de Ribera, también se pasa por la conocida y alegre calle de los Pájaros. En la Ribera de Curtidores se encuentran muchos negocios, hoy adaptados con corralones y las famosas Galerías Piquer.

Bajando por Mesón de Paredes, encontramos la Plaza de Cabestreros, con la Fuente del mismo nombre, reconstruida recientemente, pero cuyo pie de granito es el original, en la que se lee “República Española, 1934“.

La antigua Inclusa que posteriormente pasó a ser las Escuelas Pías de San Fernando, en el barrio de Lavapiés, destinadas a niños necesitados y hoy un edificio restaurado, que conserva bellas ruinas originales. Actualmente es la sede de la UNED.

Antes de llegar a la Glorieta de Embajadores está el Casino de la Reina, construido para la expansión de la segunda mujer de Fernando VII, Isabel de Braganza. Las puertas originales de José Urioste Velada, están colocadas actualmente en el Parque del Retiro en la Plaza de la Independencia.

Finalmente y cerrando el recorrido el Edificio de Tabacalera, de Manuel de la Ballina, construido durante el reinado de Carlos III, ocupa 30.000 metros cuadrados. Su nombre original fue “Real Fábrica de Tabacos”, dónde han trabajado miles de mujeres conocidas popularmente como las cigarreras.

Fue almacén industrial, con Carlos IV de productos estancados, es decir de “no venta libre” que sólo se permitieron en los estancos. Actualmente depende del Ministerio de Cultura con una parte dedicada a exposiciones y otra okupada por grupos alternativos que realizan actividades socioculturales y se encargan del mantenimiento del edificio.