Se han detectado vestigios de seres vivos de unos 3.700 – 3.800 millones de años de antigüedad, unas células muy elementales pero con capacidad de reproducirse en otras iguales.
Desde la más remota antigüedad las religiones y las distintas escuelas filosóficas se han preguntado por el origen de la vida, se han elaborado relatos míticos o hipótesis de base
especulativa sin ninguna base científica.
Ya Aristóteles admitía que la vida surgía por generación espontánea sin explicar el proceso. La hipótesis fue aceptada sin discusión hasta tiempos modernos, hasta el siglo XIX para seres inferiores, para gusanos e insectos.
Pasteur fue el primero que en 1859 demostró experimentalmente que la hipótesis de la generación espontánea era totalmente falsa. Se enfrentaba también a una concepción materialista que negaba la necesidad de una intervención divina en el proceso.
Pasteur incluso afirmaba que para la síntesis de un compuesto orgánico, de un simple azúcar, era necesaria la “fuerza
vital”. La síntesis química de la urea que consiguió Wóhler a partir de compuestos inorgánicos desmontó la teoría de la “fuerza vital”.
Pero el problema del origen de la vida no estaba resuelto y continuó preocupando a los químicos, en 1953, bastantes años después, un químico muy joven que trabajaba en una universidad de Estados Unidos, interesado por este tema, logró sintetizar compuestos orgánicos a partir de una mezcla de gases que simulaban los supuestos componentes de la atmósfera en aquellos tiempos, con metano, amoníaco e hidrógeno y además, con agua. Sometió la mezcla a fuertes descargas eléctricas simulando las tormentas que se producían.
En el experimento obtuvo varios aminoácidos, la glicina, moléculas imprescindibles para formar la compleja estructura del ADN.
Es desconcertante la posibilidad de síntesis química de la primera célula por más elemental que fuera, con capacidad de reproducirse, pero también es desconcertante que esta célula fuera capaz de evolucionar, en un proceso de millones de años, por el azar de múltiples mutaciones y la necesidad de reproducirse hasta llegar hasta los hombres y mujeres con capacidad de pensar, de amar y de odiar, con capacidad de plantearse conceptos abstractos, de plantearse su origen, el origen de la vida.
Todo esto es apasionante pero muy complicado, nos deja muchas incertidumbres, nos enfrentamos ante el misterio.
Es posible que en el futuro la ciencia sea capaz de dar respuesta a muchas preguntas que ahora no tienen respuesta pero surgirán nuevos interrogantes, la humanidad volverá a enfrentarse con el misterio del universo, con el misterio del comportamiento de los corpúsculos más elementales de la materia, con el misterio de la vida en toda su complejidad.