Si hoy más que nunca buscamos paralelismos entre la época de la II República y la actual, quizá encontramos más similitudes de las esperadas. En un momento como este, en el que las reformas educativas o agrarias se hacen necesarias, en el que el papel de la monarquía o el ejército están cada vez más en entredicho, vemos que ya se dieron esos primeros pasos en el primer gobierno de 1931.
De todas formas, conviene recordar que la llegada de la República fue más por la pérdida de confianza en la monarquía y por la devaluación de la peseta, agravada sobre todo durante la dictadura de Primo de Rivera, que por un verdadero sentimiento republicano. De hecho, fuera de las grandes ciudades, la población era mayoritariamente monárquica.
A nivel económico, hoy como entonces, España depende del apoyo exterior, básicamente de que nos presten dinero y nos den facilidades para devolverlo.
Con todo esto podríamos pensar que la situación se parece bastante a la de entonces, se dan prácticamente las mismas circunstancias para modificar el sistema, y por tanto ahora sería buen momento para el cambio.
Sin embargo, el mayor problema para ello sigue ahí, y son los grandes partidos que bloquean la tan necesaria reforma constitucional.
Por otro lado, no deja de sorprender que mucha gente todavía piense en la república como un sistema única o principalmente de izquierdas, cuando en nuestro segundo intento republicano ya hubo un gobierno de derechas, y además tenemos vecinos como Francia, Italia o Portugal donde se alternan las diferentes tendencias políticas.