En estos momentos de agitación política, en los que la posibilidad de una vuelta a la República, o al menos la posibilidad de plantear la opción, parece más cercana, quizá convenga repasar los 2 únicos intentos que han tenido lugar en la historia española.
Por este motivo, se plantean sendas charlas sobre cada una de las Repúblicas, con el fin de analizar cómo se llegaron a instaurar, cuáles fueron sus pros y sus contras y qué enseñanzas podemos obtener de aquellas experiencias.
En el caso de la primera charla sobre la I República no parece que haya demasiadas similitudes con el momento actual, ya que desde el primer instante se enfrentó a una serie de dificultades que acabarían por desmoronar los diferentes gobiernos. Tuvo demasiados frentes abiertos que no supo controlar en ningún momento.
Si los participantes en el debate actual entre monarquía y república tuvieran que tomar ejemplo de lo que no debe ser, seguramente tomarían los casos de este periodo, tanto por el nefasto reinado de Isabel II como por la incapacidad del gobierno republicano.
Este primer intento republicano se enmarca en el denominado Sexenio Democrático, el cual se inicia con la revolución de 1868 y dura hasta el fin de la República en 1874.
Ya desde el principio de la revolución se vio que los republicanos iban a estar solos en sus demandas, empezando por el hecho de que no se iba a renunciar a la monarquía. Simplemente se vetaba la dinastía borbónica, pero no se impedía instaurar una monarquía constitucional de cualquier otra casa real.
Es un periodo muy inestable, en el que se sucederán pronunciamientos militares, levantamientos, intentos de golpe de cualquier signo, etc.
En cuanto se instauró la República, una vez que Amadeo de Saboya renuncia al trono, el primer obstáculo es la dificultad para ser reconocida por la comunidad internacional, ya que fue una decisión de la Asamblea, no mediante elecciones generales.
A lo largo del año y diez meses que duró, el gobierno republicano se enfrentó, sin demasiado éxito, a muchos frentes, como la guerra carlista, el levantamiento cantonal de 1873, las conspiraciones de los alfonsinos, las luchas internas del partido republicano entre intransigentes , moderados e internacionalistas o las continuas presiones de la Liga Nacional Esclavista.
Además, nunca tuvo el control del ejército, lo que en aquel momento era algo indispensable para la estabilidad del gobierno y del país, tanto por la guerra carlista como por la insurrección en Cuba. Tuvieron que recurrir continuamente a generales alfonsinos de dudoso compromiso con la República, como Pavía, López Domínguez o Martínez Campos. Tanto el primero como el último utilizaron el ejército para derribar la república, consiguiéndolo en 1874 dando paso a la Restauración Borbónica.
Pero la característica más destacada de la inestabilidad del gobierno fue que hubo hasta 5 presidentes sin ninguna convocatoria electoral de por medio en tan poco espacio de tiempo, algo que hoy en día sería inviable.