El progreso de la humanidad siempre ha sido lento, muy lento, difícil, con grandes retrocesos para después volver a avanzar. A veces nos da la impresión de que no hay avances, de que nuestro empeño de conseguir una sociedad más justa es baldío, de que no se podrá lograr nunca. Nos desalentamos.
Quisiera recordar que durante muchos siglos, muchísimos, quizás milenios, el canibalismo era una práctica habitual, que a nadie le repugnaba comerse a otro hombre, que la esclavitud fue un avance porque en vez de matar a los prisioneros les obligaban a realizar los trabajos más penosos sin ningún derecho y la esclavitud duró muchos siglos. En España no fue abolida hasta el año 1837 pero en Cuba, bajo la soberanía de la Corona de España, no se logró la abolición hasta 1880 y ocasionó muchas protestas de los grandes propietarios de las plantaciones.
No hay que olvidar que la tortura era una práctica habitual, que en España en los siglos XVI y XVII y también en otros países de Europa, se quemaba a los herejes. Los Autos de Fe eran acontecimientos a los que acudía toda la población, incluidas las damas y damiselas. Ahora, por desgracia, también se tortura en algunos países pero repugna a la conciencia colectiva.
La última pena de muerte que se llevó a cabo en España fue en el año 1975, en los últimos meses de la dictadura de Franco, cuando el sistema ya estaba agotado. Durante muchos años sesudos personajes consideraron que el castigo era justo para determinados delitos y que si se aboliera la pena de muerte se multiplicarían los delitos.
La sensibilidad ante los problemas sociales no despertó hasta que, en pleno siglo XIX, Karl Marx y otros muchos denunciaron la explotación de sufrían los trabajadores y la Iglesia Católica no se pronunció ante esta situación hasta la publicación de la encíclica Rerum Novarum de León XIII en el año 1891.
La sociedad avanza con gran dificultad y con retrocesos
La iniciativa de cualquier progreso siempre surge de un pequeño grupo después de una larga reflexión, con ideas muy claras y dispuesto a poner todo su empeño, todo su ímpetu en llevar adelante su iniciativa esforzándose en buscar el apoyo de grupos cada vez más amplios y numerosos, de llegar a formar un verdadero movimiento social.
Los que toman la iniciativa no luchan por su interés personal, luchan por lograr algo que consideran que es un avance para la humanidad, un avance para un sector pequeño o grande de la humanidad.
Muchas veces cometen errores pero siempre su voluntad es lograr un bien colectivo, no personal. El empeño exige esfuerzo, a veces muy grande e incluso asumir riesgos graves pero esta lucha da sentido a la vida, no son conscientes del sacrificio que tiene que asumir. Saben que en muchas ocasiones ellos no verán el resultado de su esfuerzo.
Creo que tenemos que reconocer el valor, la abnegación de estos hombres y mujeres de talantes muy diversos que han luchado, que luchan para lograr un mundo mejor.