Un poco de Historia del Matadero.
Se remonta a la época de los Reyes Católicos. Estaba en las afueras de la ciudad, junto con la casa de la Carnicería en la actual Plaza Mayor. Estaba regulado por el Municipio la matanza de reses, no así la de cerdos, que era doméstica.
En el siglo XVII se encontraba en la actual Plaza de Cascorro y de ahí el nombre del Rastro, por el rastro, por las señales que iban dejando las reses en su traslado. Las Rondas eran los espacios en dónde se situaban los controles de la entrada de la mercancía a la ciudad, evitando la entrada clandestina de los productos. En el siglo XIX, se trasladó de las inmediaciones de la Puerta de Toledo a la dehesa de Arganzuela.
Se hizo un concurso público, lo ganó Saldaña, aunque no llegó a realizarlo. En 1910-20, se le encargo al arquitecto municipal Luis Bellido y González, dedicado a la “arquitectura industrial” que después de visitar los de París y Londres, se decide por el modelo alemán. De la construcción, se encargó el ingeniero José Eugenio Ribera
Su construcción se demoró por la guerra Mundial, dada la escasez de hierro. Los materiales empleados eran los mismos que los de otros edificios madrileños: piedra berroqueña en zócalos, ladrillo vista y mampostería descubierta, claro estilo neomudejar
La Casa del Reloj
Inicialmente lo formaban 48 edificios, que más tarde se ampliaron a 64. En los años 30, el mismo Bellido, instaló el edificio dedicado al matadero de aves y gallinas. Los edificios están dispuestos según las funciones del sacrificio de las reses y finalmente venta a mercados de abastos.
Diseñado desde el comienzo como “espacio abierto”, quedó una especie de plaza interior, posteriormente convertida en espacio cultural llamada “Plaza del Matadero”.
A principios de los ochenta, quedaron libres de uso el pabellón de Dirección, conocido como Casa del Reloj, que era la Oficina de contratación, pasó a ser la sede de la Junta Municipal de Arganzuela. En los antiguos establos de vacuno se ubicó la sede permanente de la Compañía Nacional de Danza y el Ballet Nacional de España, y el antiguo establo que se convirtió en el Palacio de Cristal de Arganzuela. Un conjunto de invernaderos reproducen el clima de zonas tropicales y subtropicales.
Tras la Guerra Civil, el matadero continuó en uso. En algunas áreas de la zona del mercado de ganados se implementó un almacén de patatas en 1940, así como construcción de locales de índole social. No obstante se continuaba utilizando las instalaciones como matadero, una prueba es que en el año 1943 el arquitecto Miguel Angel Esteve diseñó un pabellón de autopsias y análisis de reses: El laboratorio.
Las instalaciones se fueron quedando obsoletas y en 1996 se cerró definitivamente. Gracias a la creciente conciencia en defensa del patrimonio urbano, que culminó en el Catálogo de Edificios Protegidos, se evitó su demolición, como había pasado con otros espacios públicos, como el Mercado de Olavide.
En 2003 se decidió su transformación en un espacio cultural conocido como Matadero Madrid, que abrió sus puertas en 2007
La restauración eliminó elementos añadidos posteriores a la construcción, así como el sistema aéreo de transporte de reses mediante monorrieles. Las dos naves de degüello de vacuno (las primeras en ser restauradas) son actualmente la Casa del Lector de la Fundación Sánchez Ruipérez (desde el 3 de marzo de 2002).
El resto de naves de degüello está ocupado desde la rehabilitación del conjunto por el espacio denominado Naves del Español dedicado al teatro
Los Puentes del invernadero y matadero, gemelos. Son dos bóvedas ligeras de hormigón, que se asemejan a una canoa invertida, de las que cuelgan sendos tableros ligeros mediante tensores.
Para la construcción de los puentes se realizó, provisionalmente, una península artificial de tierra dentro del río donde apoyar los micropilotes, que fue retirada una vez concluida la obra civil.
Fueron concebidas no solo como elementos de paso sino como miradores. La bóveda fue ornada posteriormente por Daniel Canogar
Para construir el cascarón se realizó un encofrado de madera que fue fabricado a mano durante 6 meses. Este aspecto artesanal le confiere al acabado final del hormigón un aspecto que recuerda a la arquitectura brutalista de los años 60 del siglo XX.
Consiste en un gran mosaico realizado con pequeñas teselas de vidrio. La imagen representa a los vecinos de los dos barrios que unen estas pasarelas.
En cada puente, 25 ciudadanos anónimos de ambas orillas del río, representan la diversidad de gente de la zona, en actitud muy dinámica y con una estética contemporánea. Sobre un fondo azul oscuro se recortan las siluetas de estos personajes en colores vivos que, flotando bajo la bóveda, provocan una sensación envolvente en el espectador.
Pasarella Perralult, Pasarela Arganzuela, puente peatonal y también para ciclistas, que une las dos orillas del rio Manzanares. Situado en un punto estratégico de la ciudad, la pasarela mejora las conexiones urbanas entre los barrios del norte y del sur de la capital española, a la vez que crea un nuevo lugar de reunión que permite descansar y admirar la ciudad puede ver el conocido Puente de Toledo, construido entre 1718 y 1732 por el arquitecto Pedro de Rivera. La nueva pasarela se encuentra entre este puente y el Puente de Praga, uniendo el barrio de Arganzuela con el de Carabanchel.
Estos dos conos que se encuentran en la parte más alta del terreno no tienen un eje continuo, están desplazadas entre sí. Una parte de la pasarela de 278 metros de longitud, cruza el río Manzanares, la otra se despliega sobre el Parque de la Arganzuela, por debajo del cual corre la carretera de circunvalación de la ciudad
La estructura autoportante helicoidal, con forma de cono, está formada por dos espirales internos de metal entrelazados que se cruzan diagonalmente y cuyas costillas están envueltas con cintas metálicas. Listones de madera separados entre sí, forman el suelo, permitiendo de este modo que el sol los atraviese e ilumine la parte del parque que queda debajo.
Desde ese gigante caracol se puede observar a derecha e izquierda no solo la obra de ingeniería realizada en esta pasarela, sino también el cauce del río transcurriendo mansamente bajo los puentes de épocas no muy lejanas empequeñecidos por la espectacularidad de éste.
Estos dos conos que se encuentran en la parte más alta del terreno no tienen un eje continuo, están desplazadas entre sí. Una parte de la pasarela de 278 metros de longitud, cruza el río Manzanares, la otra se despliega sobre el Parque de la Arganzuela, por debajo del cual corre la carretera de circunvalación de la ciudad
La estructura autoportante helicoidal, con forma de cono, está formada por dos espirales internos de metal entrelazados que se cruzan diagonalmente y cuyas costillas están envueltas con cintas metálicas. Listones de madera separados entre sí, forman el suelo, permitiendo de este modo que el sol los atraviese e ilumine la parte del parque que queda debajo.
Contemplando el paisaje del río y sus alrededores a través de los curiosos marcos cambiantes que nos ofrece la geometría del puente llegamos lado opuesto.
Dejamos atrás el túnel de hierro horadado y nos dirigimos hacia el bellísimo puente de piedra construido por el arquitecto Pedro de Ribera. Como varios puentes anteriores habían sido arrastrados por la corriente, éste decidió alargarlo más allá del cauce además de poner enormes contrafuertes y piedras sillares en sus pilares. No solo resultó ser resistente a las crecidas sino que posee la belleza de su armonía y clasicismo. Se comenzó en 1715 y se acabó en 1735
Pasando bajo uno de los nueve arcos que forman el puente llegamos a la calle de Antonio López camino de la Pradera de San Isidro.
Con anterioridad a la construcción de la ermita eran tierras de campo y de labor, La romería asociada al santo, consistía en ir a beber el agua milagrosa que brotaba de la fuente y fue inmortalizada por Francisco de Goya, quien en muchas ocasiones acudió a Carabanchel para retratar al pueblo y sus costumbres y tradiciones cuyo célebre cuadro se encuentra en el Museo del Prado
Como víspera del Santo los vendedores se afanaban en acabar sus puestos para colocar las viandas de la fecha: rosquillas: tontas, listas, de santa clara, embutidos y quesos de todo el país, etc. Por el camino nos encontramos escolares, algunos con trajes de chulos.
Llegamos a la ermita del Santo
La ermita de San Isidro está dedicada al santo patrón de la ciudad, San Isidro Labrador. Situada en el paseo de la Ermita del Santo, al final del paseo del Quince de Mayo. El origen de la primera ermita data de 1528, cuando la emperatriz Isabel de Portugal, esposa de Carlos I, ordenó su construcción junto al manantial cuya agua la tradición popular considera milagrosa A las aguas de este manantial se le atribuye la curación del hijo de la reina Isabel de Portugal, el futuro rey Felipe II. La ermita actual es una segunda edificación que data del año 1.725. El exterior es simple y elegante y muestra, sobre el atrio, una fachada a modo de espadaña-campanario rematada con frontón triangular.
El lugar donde se ubica la ermita fueron unas tierras pertenecientes a Iván de Vargas en Carabanchel, que era el patrón que contrató a San Isidro como pocero y labrador. El manantial existía ya desde el siglo XII, en vida de San Isidro. Situada al borde del río Manzanares, al otro lado de las ermitas de la Virgen del Puerto y de San Antonio de la Florida, es la única de sus contemporáneas que mantiene una continuidad con el edificio original entre el barroco culto y el castizo.
A mediados del siglo XX el pozo queda cancelado y la fuente se conecta al Canal de Isabel II. Pero no ha sido obstáculo para mantener la tradición cada 15 de mayo.
Es un sencillo templo, de luminosidad interior, con planta de salón, nave única de tres tramos cubierta por bóvedas de cañón sobre arcos fajones con lunetas laterales, coro y pórtico a los pies, altar bajo retablo con calle central y dos laterales sostenidos por grandes columnas salomónicas y una sobria cúpula de media.