Nueva York – La respuesta de la comunidad internacional se quedó corta ante el desplazamiento mundial de 60 millones de migrantes y refugiados, obligados a abandonar sus hogares o países debido a la persecución, los conflictos armados y el hambre.
La crisis de refugiados se ha visto alimentada por los conflictos en curso en Afganistán, Eritrea, Iraq, Libia, Nigeria, Siria, Ucrania y Yemen, los 40 años de guerra en Somalia y las luchas étnicas y religiosas en República Centroafricana.
Estos enormes y transitorios desplazamientos humanos son un reto que algunos políticos han afrontado y otros han pasado por alto, lo que agrava la crisis. Algunos países de Europa central y oriental incluso han llegado a decir que «recibirían a todos, siempre y cuando sean cristianos».
«Los refugiados, en virtud de la Convención de 1951, tienen derechos específicos… (Sin embargo) ahora la descripción más usada es la de migrantes económicos», señalaba Peter Sutherland, representante especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Migración y Desarrollo, el 30 de septiembre.
Muchos migrantes huyen por razones de inanición, catástrofe económica o el colapso del sistema de alimentación, explica el funcionario. «¿Es que no vamos a tener una expresión más matizada de dónde estamos moralmente en función de nuestros valores, en lugar de decir, vamos a enviarlos a casa?», cuestiona.
El director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), William L. Swing, coincide. «Hay un sentimiento antiinmigrante mayor que en cualquier otro momento que se recuerde, y es muy generalizado y creciente. También estamos en un período en el que hay un vacío de liderazgo, de coraje político. Existe una grave erosión de la autoridad moral internacional», afirmó.
Sutherland recuerda a los países hostiles que la crisis migratoria del Mediterráneo es una responsabilidad internacional. «Ha pasado antes… Paradójicamente… en 1956 en Hungría, cuando 200.000 personas fueron recibidas en un santiamén», indicó.
Sutherland y Swing hablaban ante el público presente en la conferencia «Una respuesta mundial a la crisis de migración del Mediterráneo», organizada por la organización independiente Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), en su sede de Nueva York.
Según el último plan previsto para la crisis, la Unión Europea (UE) solo recibiría a 120.000 migrantes, mucho menos que la cantidad de personas que buscan asilo.
Croacia y Hungría están construyendo vallas para impedir el paso de los refugiados, lo que demuestra la división existente en la UE sobre cómo responder a la crisis humanitaria. La situación amenaza con «debilitar la tradición de fronteras abiertas y libre circulación de personas en Europa», advirtió Edward Alden, del CFR.
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