Fotos Emilio Vicario
El pasado 22 de noviembre tuvo lugar en Madrid la Marcha estatal por la Memoria Histórica. Trascurrió desde Cibeles a las Cortes Generales, presidida por una gran pancarta en la que se leía “Contra la impunidad de las víctimas del franquismo”.
Se reunieron ciudadanos de todas las edades, reclamando que se aplicara la justicia universal, alegando que los crímenes contra la Humanidad no prescriben y que la manera de cerrar las heridas, no es la impunidad ni el olvido, sino precisamente, el reconocimiento, y la memoria, después de los cuarenta años pasados, desde que ganó la democracia en nuestro país.
Había un eslogan que se repetía constantemente: “fosas cerradas, heridas abiertas”, que expresaba, sin duda, el dolor de la gente por no poder enterrar a sus muertos, la falta de respeto institucional y social, por el olvido que las envuelve, y la esperanza, de que si se dieran pasos, con los medios necesarios, políticos, legales y económicos, sería posible cerrar heridas y podría darse el perdón social y colectivo, imprescindible para que una sociedad se desarrolle pacíficamente.
Otra reivindicación muy sentida, fue la de: “los bebés robados”, con una pancarta en la que estaba dibujado el mapa de España y en dónde se señalaban los sitios en los que se habían producido las desapariciones, desde la guerra civil, incluso hasta los años 90. Era insistente la reclamación del derecho a tener la propia identidad con la pregunta de: ¿dónde están los desaparecidos?, que realmente era un grito de angustia a la par que firme en la lucha por encontrarlos.
Al final se leyó un Manifiesto, en las diferentes lenguas del Estado, que reflejaba los acuerdos aprobados en el Primer encuentro Estatal de colectivos de la Memoria Histórica y Víctimas del franquismo:
“Entre sus principales propuestas está la creación de una Fiscalía especializada para la investigación y persecución de los crímenes del franquismo y el pleno reconocimiento jurídico, social y político de todas las víctimas del franquismo respecto a los derechos que tienen otros colectivos de víctimas”.
“También solicita la nulidad de la Ley de Amnistía y de los juicios franquistas, la ilegalización de cualquier organización que ensalce, justifique o fomente el franquismo, la localización y judialización de todas las fosas comunes, el reconocimiento del robo de bebés como un problema de Estado o poner en marcha una solución definitiva para el Valle de los Caídos”.
Acabando con “Sin justicia no hay democracia, sin memoria no hay cambio posible" y recordando a Saramago: ”Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”.