Papeles pintados

Cata sigue en la cama, mira el papel de flores de la pared que tanto le costó encontrar para la habitación. Tenía que hacer juego con el jarrón chino que le había regalado su madre. El silencio invade la estancia, un suave calor primaveral entra por un resquicio del cortinaje, acomoda la cabeza en la almohada de plumas, cierra los ojos y respira con plenitud. Desearía prolongar ese instante hasta el infinito.

Abajo, en la cocina, su marido prepara el desayuno a su hijo y oye que le explica al niño la manera de doblar la servilleta. Al oírlo, Cata se levanta de golpe de la cama, coge la bata y baja a la cocina.

Cuando entra en la estancia, su marido le tiende una taza de café humeante y le besa ligeramente el cuello. Cata se aleja y abre la ventana. La luz de la mañana de mayo resalta los colores de las mariposas del mantel. Su hijo con los codos en la mesa y una taza de cereales a punto de acabar, la mira con admiración. A la tarde tiene que hacerle una tarta, es su cumpleaños y se lo ha prometido.

Tarta de chocolate

Cata frunce los labios, le manda un beso y deja la taza en el fregadero. Y vuelve a oír la voz de su marido:

–¿No te apetece el café?

Y Cata se oye decir:

–Está algo fuerte para mí. Me haré un té.

Un sorbo de agua le ayuda a diluir una acidez en la saliva. Del jardín le llega un suave murmullo de las hojas del chopo, y se pregunta ¿qué es lo que está equivocado en su vida?

Se imagina tocada para realizar algo brillante, que permanece escondido en los recovecos de su interior. Y lo piensa, cuando, horas más tarde, empuja el carro en el supermercado eligiendo la salsa de queso para su marido, o el refresco de limón que le gusta a su hijo. ¿Las mujeres a su alrededor tendrán el mismo pensamiento? ¿Y la gente que pasea por el parque?

Paseando

De regreso a su casa, compra una tarta de chocolate. Disimula el ardid con un "feliz cumpleaños" que dibuja con un espray de nata, y coloca diez velas alrededor de las palabras. Cree, que más adelante reparará el engaño, hoy va a ser complaciente y cariñosa. Se aleja unos pasos de la mesa para ver la decoración de la tarta y se sorprende al contemplar que con la luz de la tarde, las mariposas del mantel parecen polillas.