De Carlos Nadal
Iniciamos la primavera con un paseo por el barrio de Argüelles, en una mañana que empezó ventosa pero que se fue arreglando al paso de nuestro caminar.
Comenzamos nuestro recorrido en la Plaza de España. Puerta del nuevo barrio proyectado a raíz del ensanche de Carlos María de Castro.
Donde está la actualmente la Plaza de España, hubo antaño una fresca pradera, llamada Pradera de Leganitos, a donde acudían los madrileños preferentemente en verano a refrescarse en las calurosas jornadas veraniegas. Allí frente a la sierra de Guadarrama, siempre había algunos grados de menos y los aires serían mas saludables que las pestilentes calles de nuestra villa.
Y en la pradera, una fuente. La Fuente de Leganitos, de la que Cervantes hace excelencia de la calidad y frescura de su agua.
Más tarde pasó a llamarse Plaza de San Marcial, en tiempo en que los Frailes de San Gil, los llamados gilitos construyeron allí su convento, aunque nunca llegaron a ocuparlo, ya que según cuenta la leyenda la Reina María Luisa de Parma, receló de los padres gilitos y airada se negó a que estos ocuparan el edificio, dado que su cercanía a Palacio, los hacía sospechosos mirones de catalejo.
No se debió sentir sin embargo asediada visualmente por el estamento militar, ya que finalmente se le dio al que iba a ser convento el uso de cuartel, pero no perdió su nombre piadoso y así se llamó Cuartel de San Gil, hasta su derribo en el primer tercio del siglo XX, para dar paso a la construción de la actual plaza.
Este año celebramos el cuarto centenario del fallecimiento de Cervantes. Y hace un siglo el Ayuntamiento de Madrid estaba preocupado con la celebración del tricentenario. A tal efecto se convocó un concurso en 1915 para erigir un monumento ad-hoc para conmemorar al autor de El Quijote. El concurso fue ganado por el arquitecto Rafael Martínez Zapatero y el escultor Lorenzo Collault Valera. Pero el monumento no se empezó a construir hasta 1925, y por fin se inauguró en 1929, aunque realmente no se completó hasta 1963.
De los edificios importantes que rodean la plaza, empezamos por el mas antiguo, que de hecho es más antiguo que la propia plaza. Me refiero al bello edificio modernista de Real Compañía Asturiana de Minas. Esta precioso ejemplo de eclecticismo arquitectónico, fue erigido allá por las postrimerías del siglo XIX, para albergar las oficinas de la compañía, viviendas, para los ingenieros y almacenes. Y fue su arquitecto Manuel Martinez Angel que también era el director de la compañía y que como tal residía en el edificio desde su inauguración en 1990, hasta 1933. Año en que una mañana saliendo de su casa a las 11 de la mañana, un antiguo alumno al que había suspendido las oposiciones a arquitecto municipal, le disparó, causándole la muerte, y suicidándose después.
Hoy en día se está terminando la restauración del edificio que es propiedad de la Comunidad de Madrid, y de momento no sabemos que uso se le dará.
En la esquina frontera, nos encontramos otro hermoso edificio modernista. Esta vez, del final del modernismo en un estilo afrancesado con una rica ornamentación exterior que hace esquina con la calle de Ferraz. Nos referimos al Edificio Gallardo.
Los otros dos edificios emblemáticos de la plaza, son el Edificio de España y la Torre de Madrid. Ambos de los hermanos Otamendi, que con su Compañía Metropolitana de Urbanización, encararon estos grandes proyectos de la arquitectura de hormigón, tan emblemáticos de nuestra capital.
Salimos de Plaza de España por la calle de Ferraz, dejando a la derecha el Palacio del Marqués de Cerralbo, y nos cruzamos de acera hasta llegarnos casi podríamos decir que a los muros de la iglesia de los Carmelitas. Y digo muros, porque el aspecto de fortaleza medieval que dibujo el arquitecto Jesús Carrasco en 1919, así nos lo sugiere. Este templo y convento de Carmelitas Descalzos, fue incendiado y prácticamente destruido en la guerra civil y reconstruido al acabar la contienda.
Seguimos nuestra ruta hasta asomarnos al Templo de Debod, que se yergue en el lugar donde antaño lo hiciera el Cuartel de la Montaña. Nos lo recuerda el mural de Joaquín Vaquero Turcios, que enmarca la escalinata de acceso a la explanada del Templo de Debod. Un garbeo por el templo que fue trasladado piedra a piedra desde Egipto en los años 70 y seguimos nuestro periplo, que no es es el día hoy de la egiptología.
En la confluencia de las calles de Ferraz y de Rosales se yergue la estatua de Don Agustín Argüelles, que fue redactor de la constitución de Cadiz, y posteriormente tutor de la que sería reina Isabel II.
Seguimos por el agradable Paseo del Pintor Rosales que constituye la cintura de la Montaña del Príncipe Pío, hasta toparnos con el monumento a La Chata. Su Alteza Real Doña Maria Isabel Francisca de Asis Cristina Francisca de Paula Dominga de Borbón y Borbón. (chupate esa).
El pueblo de Madrid siempre la apodó La Chata, y fue Princesa de Asturias en dos ocasiones.
Primogénita de Isabel II, fue princesa hasta el nacimiento de su hermano Alfonso XII. Y volvió a serlo años después, hasta el advenimiento de Alfonso XIII. Así pues esta princesa que dejo de serlo en dos ocasiones para quedarse solo en Infanta de España, es la Princesa que da nombre al calle mas importante del barrio. La calle de la Princesa. Y hacia allí nos dirigimos subiendo por la calle de Quintana, para conocer el que fue el Palacio de la Chata, hoy perteneciente al Alto Mando Aéreo.
Seguimos por la calle del Tutor, que hace referencia a Argüelles como tutor de la Reina, a las Espaldas de lo que fue la Antigua Iglesia y hospital del Buen Suceso. Derribada en los años 70, pelotazo inmobiliario de la época como la desaparición del barrio de Pozas por las mismas fechas para la construcción del Corte Inglés.
El la calle del Buen Suceso, nos encontramos con el bonito edificio neomudejar de lo que fue el Asilo de las Hermanitas de los Pobres. Fundación que fue del Marqués de Larios, y que funcionó como asilo hasta finales del siglo XX. Hoy es propiedad de la Comunidad de Madrid, y permanece sin uso, mientras se pagan alquileres millonarios a grandes constructoras y patatín patatán.
Tenemos hambre y sed. Así que tomamos la calle de la Princesa en dirección a Moncloa hasta llegarnos a Casa Manolo. Parada y fonda.