. Fotos: Inácio Ludgero
El día 25 de abril es una fecha que muchos españoles recordamos con ilusión, es como volver a esa bocanada de oxígeno sin contaminar, en aquel abril de 1974.
Esa fue la fecha en que se liberaron del dictado de Salazar y Caetano, nuestros amigos y vecinos portugueses.
Todo comenzó en 1926 con Salazar contemplando un ”Novo Estado”, poco a poco se complicó con severidad la gobernanza de la república junto al silencio ciudadano, hasta que los militares, los grandes aliados de la dictadura dieron un paso adelante, fueron los jóvenes oficiales los que devolvieron la normalidad a nuestros amigos vecinos.
En la noche del día 24 de abril, una canción debía alertar del comienzo de un final esperado, había quedado en último lugar en el reciente festival de Eurovisión, las tropas en sus guarniciones estaban pendientes, se acercaba la hora convenida por todos para el cambio.
A las 0.25h del día 25, radio Renacimiento puso la canción esperada por todos, era José Afonso, un cantautor mal visto por el régimen y una canción prohibida.
Por fin sonaron las notas a ritmo de himno titulado: Grándola: Vila Morena.
El pueblo Portugués, suspendido y abandonado durante años en guerras coloniales en Angola y Mozambique, sin futuro ni objetivos concretos y con un presente nada halagüeño ni estructurado, quedó entre interrogantes y admiraciones, perdido a la par que buscándose.
Los jóvenes oficiales del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) ya habían intentado un cambio de gobierno, se les hizo ver que no era posible, fue entonces cuando buscaron otra solución sin llegar a la guerra civil.
Saraiva de Carvalho, Salgueiro Maio y otros oficiales tenían la llave del cambio de rumbo de ese “Novo Estado” que consumía a los portugueses y les alejaba del mundo moderno.
Grándola: Vila Morena, era la clave para comenzar la acción en la república hermana.
Polimnea, musa de los cantos sagrados y los himnos, la acoge en su seno. Esta melodía ya se puede codear con otros himnos como: La Marsellesa o el Himno de Riego.
Mi amigo Inácio Ludgero, reportero gráfico de oficio y vocación fue testigo de lo que allí ocurrió ese 25 de abril y días después, él es, objetivo en mano, testigo presencial del cambio.
Inácio nos mostró imágenes en las que se apreciaba cómo los hermanos ibéricos caminaban al unísono para conseguir plasmar la libertad en justa fraternidad como dice la canción de José Zeca Afonso.