El conflicto árabe-israelí, abordado desde la obra teatral “Tierra de Fuego” lleva a una reflexión, que va más allá de una problemática local, y nos invita a contemplar a través de la narración de una historia personal, este conflicto social y armado que se remonta a principios del siglo XIX.
La protagonista, una azafata israelí, víctima de un atentado terrorista palestino, decide, después de veintitrés años, visitar al autor del atentado, que se encuentra en una cárcel inglesa, para conocerle y hacerle preguntas sobre un pasado, que conecta con el presente y el futuro a lo largo de la obra.
Ella participa en un “Grupo de trabajo por la Paz”, de mujeres palestinas e israelíes y desde ahí está buscando explicaciones y soluciones para el complejo drama que enfrenta a estos dos pueblos, sociedades y estados, uno de ellos: el Palestino, aún sin reconocer.
Los diferentes personajes pertenecientes a ambas sociedades que sucesivamente van apareciendo expresan, a través de la evocación de sus recuerdos, su opinión de lo que ocurrió antes, durante y después de la fundación del Estado de Israel en tierra Palestina en 1948, la Nakba, con la expulsión progresiva de los palestinos de sus tierras, posteriores situaciones dramáticas que todavía persisten, con la causa Palestina e Israel inmersos en un proceso inacabable de Paz.
Se aborda, de un modo más o menos explícito el tema de la violencia y sus consecuencias destructoras e ineficaces, el fanatismo, el odio al diferente y las exigencias del amor, la posibilidad de dialogo, el valor de la memoria frente al olvido y las actitudes morales por encima de la comodidad o evasión.
Mucha densidad de contenidos y trasmisión de emociones permitieron ampliar la mirada hacía otros conflictos presentes y pasados de la Humanidad.
Todo ello en la obra “Tierra de Fuego”, de Mario Diament, bajo la dirección de Claudio Tolcachir y muy bien interpretada por Alicia Borrachero, Tristan Ulloa y resto de la compañía, que ha estado en cártel , en las Naves del Español, en el Matadero, hasta el 12 de junio
Asistimos a la representación un numeroso grupo de la Asociación Valle-Inclán que hizo un reconocimiento de la obra y su significado.