Como cada verano la consejería de sanidad aprovecha las vacaciones para recortar aún más los recursos públicos. Este año 2016 no ha sido una excepción. Según nuestros datos en algunos hospitales como el Clínico, se van a cerrar hasta un 40% de las camas instaladas todo el año ((420 de 964). En la Paz un 25% (350 de 1.400). En la Princesa un 22% (74 de 350). Y así sucesivamente. Estaríamos hablando de una media que podría llegar al 30% aproximadamente.
La pregunta obligada es la siguiente. ¿Es que estas camas no son necesarias?. Pues sí, pero el gobierno del Partido Popular aprovecha la temporada baja para ahorrar donde no debe y seguir aplicando sus recortes. Los peligros son muchos.
En primer lugar se alargan las listas de espera en lugar de reducirlas. Si tenemos en cuenta que hay 80.000 pacientes solamente en Listas de Espera Quirúrgicas (LEQ); nos podemos hacer una idea del impacto que estas medidas tienen, ya no solo sobre las intervenciones quirúrgicas sino sobre el resto de listas de espera como las consultas, pruebas diagnósticas, etc. Claro, que a ellos, esto ni les preocupa, porque lo que hacen es derivar hacia las clínicas privadas a todas estas personas completando con ello el negocio redondo.
En segundo lugar, los cierres de camas repercuten también sobre las plantillas, el empleo y las condiciones laborales; ya que al cerrar camas no se amplían o renuevan los contratos aumentando la ya exagerada precariedad laboral que existe en este sector (ronda ahora sobre un 30% de los casi 70.000 trabajadores del SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD).
Por último, estas cientos de camas que se van a cerrar desde el 15 de junio hasta el 30 de septiembre, son en algunos casos, un primer paso para no volverlas a abrir el día 1 de octubre cuando todo se supone vuelve a ser normal. Esto ha venido pasando a lo largo de los últimos años y en este no será una excepción, sobre todo, teniendo en cuenta que se avecinan unos recortes parecidos a los de los peores años de la crisis. Pongo como ejemplo el Hospital de La Princesa donde se pasó de unas 500 camas a las 350 actuales. Y este año ya han convertido el sector de oncología en habitaciones individuales, cosa que estaría muy bien, si eso no repercutiera en el conjunto de camas instaladas en todo el hospital.
Mientras se recortan recursos públicos aumentan las derivaciones a la privada, las concesiones y las inversiones. Estamos ante una situación que no admite treguas.