El pasado viernes el mundo se despertó con la muerte de Fidel Castro. Figura controvertida, odiada y admirada al mismo tiempo. En Miami, "la Pequeña Habana", la gente se agolpaba en la cafetería Versalles, centro de cubanos en el exilio, para celebrar la muerte del comandante al grito de dictador y en la capital cubana, la noticia calaba como una lluvia lenta y sosegada en el corazón de los cubanos.
Fidel Castro desafió a EEUU, le dio al pueblo cubano dignidad y soberanía, y su revolución fue un modelo para Latinoamérica. Marcó las relaciones mundiales de la segunda mitad del siglo XX.
En 1959, el comandante Castro, entraba triunfante en Cuba tras derrocar a Batista. En 1960 restableció relaciones diplomáticas con la Unión Soviética que desembocaron en una colaboración económica y militar. Nacionalizó las empresas extranjeras, la mayoría de ellas eran norteamericanas. Ese mismo año, Castro, en la Declaración de La Habana, analizaba la situación de Latinoamérica y declaraba su compromiso de ayudar a los pueblos sometidos por el imperialismo estadounidense. La respuesta de EEU no se hizo esperar y el 3 de octubre de ese año comenzaba el bloqueo económico a la isla para romper relaciones diplomáticas con Cuba en 1961. En 1962 la guerra de los misiles. Los años después de la revolución fueron años de austeridad, de carencias fundamentales, de autarquía económica y de aislamiento mundial. Pero aún en esa situación envío tropas a Angola en su lucha anticolonialista y a favor de la autodeterminación y apoyó a Mandela en su combate contra el apartheid.
Lo más difícil estaba por llegar en los años 90. Con la caída del bloque socialista empezó el llamado Periodo Especial, al que Castro llamaba con una palabra tan caribeña como el "desmerengamiento". Etapa en la que Cuba quedó desamparada económicamente y más aislada, si cabe, en un mundo en que el único polo de poder era EEUU.
La llegada a la presidencia de Hugo Chávez en 1999 mejoró la situación de la isla. Los dos mandatarios firmaron un Acuerdo Integral de Cooperación por el que la isla obtenía petróleo en condiciones ventajosas a cambio de servicios cubanos en materia de educación y sanidad. Miles de médicos y maestros cubanos viajaron al continente Latino Americano para desarrollar campañas de salud, de alfabetización y escolarización.
Los lideres mundiales en sus comunicados tras la muerte del comandante, reconocen el peso histórico de Castro, su personalidad arrolladora y su solidez ideológica. Maduro y Morales, apelan a seguir con el legado de Fidel Castro. La excepción se llama Donald Trump, que lo ha calificado de "dictador brutal". ¿Echara por tierra la apertura de relaciones con Cuba? La situación es incierta, porque los intereses de EEUU en la isla son enormes, un mercado de once millones de habitantes y una industria turística a desarrollar.
Pero Cuba no es el paraíso, ningún país lo es. Los desafíos de la Cuba post Fidel son enormes para un país que tras décadas de aislacionismo, por el brutal embargo, tiene mucho por hacer en materia de, infraestructuras, transportes, eliminación de la corrupción, etc. pero que mantiene los logros alcanzados con la revolución: sus altos niveles de educación y salud no han sido conseguidos por ningún país de su entorno.
Al pueblo cubano se le abre un reto importante, el 70% de la población no conocen otro régimen que el castrista. En sus últimos años, Castro, se autocriticó por no haber sabido analizar la realidad interna de la isla, para que la emancipación y el progreso se extendieran a todos los habitantes de la isla, y alcanzaran un socialismo a la cubana. Se abre un tiempo nuevo. Cuba ha entrado en el siglo XXI.