La elección de Donald Trump al frente del mayor poder económico mundial con unas propuestas ultraconservadoras hace temer un retroceso en los logros sociopolíticos estadounidenses y en la repercusión mundial que esto pueda tener.
Las potencias rusa y china que se presentan autoritarias, la situación de Siria y el contragolpe de Turquía con la eliminación de derechos, presentan un panorama poco favorable hacía valores de igualdad y democracia mundiales.
En Europa han de realizarse elecciones en Holanda, Francia y Alemania y la extrema derecha está ganando posiciones con motivo de la crisis de los refugiados y el alza de los nacionalismos.
La U.E. tiene que reaccionar y rescatando lo mejor de su tradición de defensa humanista, de la libertad, de la igualdad y de la razón, buscar una cohesión que implique avanzar hacía una unión política, económica y social que pueda jugar un papel en el mundo de adalid de los DDHH.
Ya, en un ámbito más cercano que es España vemos que en un país en el que estos últimos años se han acentuado las desigualdades ha comenzado una legislatura de corte similar a las anteriores con una oposición que si bien realiza acciones simbólicas en el Parlamento, no parece que tenga el suficiente acuerdo para hacer propuestas que deroguen leyes y poder sustituirlas por otras que favorezcan los derechos sociales de la mayoría.
Así pues, en este año que da sus primeros pasos, se va a hacer imprescindible, además de la contribución ciudadana a todos los niveles tanto en la acción política presionando a las instituciones, como en el desarrollo de la solidaridad para paliar las desigualdades de forma que suponga siempre un reconocimiento y refuerzo de la dignidad de todos los seres humanos. Hay tarea por delante. ¡Feliz Año!